Por: Julio Torres
En efecto, como todo en la vida, para lograr los objetivos, es fundamental que los proyectos estén bien definidos y meditar el orden ascendente de las instrucciones.
En primer lugar debo conocerme y conocer mis deberes y derechos pero aprender el modo de hacerlos efectivos.
Pareciera que son tres los niveles de educación necesarios para cumplir con eficacia esos deberes y derechos que se imponen para obtener el éxito completo.
Una vez más encuentro la simbología del triángulo, lo cual indica que no hay ciencia ni principio moral, filosófico, social o político que sea extraño a las investigaciones que la masonería nos presenta.
Todo cuanto se ha hecho en adelanto y beneficio de la civilización, se revisa, se acrisola y se formula en la masonería para que todos los hermanos lo estudien y perfeccionen.
Cada escalón en la carrera masónica resulta más interesante, más instructivo y satisfactorio que su precedente y como no hay progreso alguno que no se deba a la curiosidad, entendemos ésta, como el motor inicial.
La historia del progreso humano, como lo he afirmado otras veces, no es el error su más terrible enemigo, es la apatía, y esa apatía solo se puede dominar mediante la curiosidad.
El error puede cegar al ignorante, que de nada duda, pero como cada error tiene una realidad por objeto, a los amantes del saber los inducirá a buscar pruebas y esas pruebas lo elevarán a descubrir lo cierto.
Por lo tanto, debemos entender, que apatía y curiosidad son términos contradictorios, y el que busca siempre encontrará la causa de sus penas y extravíos anteriores.
En la edad media la curiosidad de algunos creían posible hacer oro descomponiendo y combinando distintos materiales y a ellos se debe la química.
Hoy sabemos que la química es una ciencia tan exacta como ilimitada en sus aplicaciones y todo gracias a esa curiosidad de nuestros antepasados.
Que lejos está el error unido a la curiosidad de ser la causa de nuestros males, habremos de recordar que la civilización moderna trae su origen del des cubrimiento de la pólvora.
Así lo aseguró hace 5 siglos el célebre alquimista Berthold Echawats aquel monje franciscano de origen alemán que extrajo la pólvora de su alambique en lugar del oro que buscaba.
Es indudable que la pólvora es el parte aguas de un gran avance del ser humano en la búsqueda de avances en todos los terrenos.
De ahí la importancia de conocer a la perfección los deberes y derechos del masón que siempre está al servicio de la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario