Por: Julio Torres
Se dice que el trabajo masónico se lleva a cabo en un templo de la sabiduría y ahí mismo se encuentran las herramientas necesarias para encontrar la verdad.
Intramuros del templo se encierra el secreto, ese secreto tan perdido, tan buscado y tan rara vez comprendido, y que cuando se le posee y conoce, es la felicidad o el consuelo de la vida.
La masonería, como el campo del labrador, no entrega su tesoro sino a la hábil y atrevida mano que sabe buscarle, pero se requiere perseverancia para profundizar en la búsqueda.
El templo es un emblema de otro más sublime, a cuya conservación se invita a trabajar como lo hicieron en su tiempo hábiles operarios con los tesoros de su inteligencia.
Zoroastro, Moisés, Salomón, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, Platón, Zenón, Epíteto, Jesús, Juan Jacobo Rousseau, Washington, Bolívar, Hidalgo y muchos más.
El interior del templo se divide en distintas áreas, por allá el conocimiento del corazón del hombre, la historia de sus pasiones y sus vicios.
La ciencia del cielo, de los astros y de los fenómenos de la naturaleza, y la manera de perfeccionar la razón y encontrar la verdad con lo que se obtiene ventura.
El uso del martillo y del cincel, de la regla y del compás, de la palanca y de la escuadra fueron las herramientas más importantes con que se levanto el templo.
Con el cincel y el martillo se da forma a una piedra informe, en los trabajos masónicos se utiliza pero de manera simbólica el cincel y el martillo para pulir la inteligencia.
El cincel significa la constancia en la perfección, y el martillo la sumisión de la fuerza bruta por la inteligencia, entiéndase que cualquiera que sea el tropiezo nunca desmayar en la empresa.
El compas y la regla son instrumentos especiales en las obras humanas, el compas traza el circulo, la más hermosa de las figuras porque muestra el centro, la igualdad de los radios y lo justo de las medidas.
Es el regulador por excelencia de lo cierto y de lo falso, con el compás y con la regla formamos las figuras geométricas, obtenemos líneas y figuras perfectas.
Con el compás y la regla hacemos el triangulo, signo venerado en todos los tiempos, calificado como la fuerza y el orden, sería imposible comprender y demostrar sin él las leyes del universo ni construir obras duraderas.
Las propiedades del triangulo constituyen la trigonometría que aplicadas a los cuerpos celestes son la base de la astronomía y a la navegación de un buque en el océano.
El triangulo es el alma de las ciencias y la imagen de un principio, la geometría, como piedra fundamental en las ciencias y en las artes.
El triangulo es la verdad simbolizando las leyes de la materia, como el brillo de una estrella de fuego, astro misterioso de la razón cuya luz inextinguible disipa las tinieblas de la ignorancia.
Lo anterior aclara el espacio inmenso que tiene que recorrer el hombre para la posesión de todas las verdades, porque el genio es aquel astro inagotable, eterno, parte de dios mismo que todo lo conserva y que adivina donde nace el bien y donde el mal.
Como se establece en el titulo de nuestro articulo, esto es solo una parte de las herramientas que utiliza la masonería para descubrir la verdad que nos hará libres en su momento.
Otras experiencias nos esperan en futuros relatos, por lo pronto es todo.
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