jueves, 10 de marzo de 2011

Masonería y más antorchas

Por: Julio Torres

Muchas son las antorchas, que la masonería ha encendido a lo largo de su historia, pero siempre buscando el bien de la humanidad, y ahora me propongo describir la antorcha de la perseverancia.

He dicho en otros escritos, que la masonería proclama la igualdad, pero, vemos con lastima  a los que piden que se enseñen los deberes, y luego los derechos, imaginando que pueden separarse.

Para quienes tienen los poderes, piensan que los deberes consisten en la obediencia pasiva a la autoridad déspota, y los derechos a un rey, sacerdote, amo o dictador de la ley.

Como si todo derecho no implicara un deber, o como si las leyes que regulan nuestras acciones no nos fuesen comunes.

Con la antorcha de la perseverancia, sostenemos que no hay hijos de Dios e hijos de la maldición, que las leyes nacen de la intuición, no de la arbitrariedad, y que todos somos iguales por naturaleza.

Basta ser hombre para ser igual ante la ley, solo el que por sus vicios o defectos naturales o adquiridos está degradado, es indigno de llamarse hombre.

De cualquier manera, todo ser humano tiene derecho a que se le corrija y se le eduque, a que la asociación humana le proteja, y abra las puertas sin corrupción de ninguna especie.

Esa fue la doctrina que proclamó el gran maestro Pitágoras, y a su talento y constancia en propagarla, se debió la educación del pueblo, que reclamó su derecho a participar del mando, e incitó a la nobleza a satisfacerla.

Entonces, quien conocía las leyes del mundo físico y del mundo moral, alzó la voz sobre siete columnas, y asumió el nombre de “tribuno del pueblo” con más autoridad que los jefes de las tribus

El tribuno, amparaba al indefenso contra los magistrados del privilegio, lo cual dio origen a una ley, la ley “Hábeas Corpus” con lo que se obtuvo que la persona fuera sagrada e inviolable.

El termino hábeas corpus se remonta a la antigüedad, cuando una persona era privada de su libertad sin justificación, el significado era “traedme el cuerpo” o “hábeas corpus”

Se tiene noticia de que en 1305, aparece el primer registro de este recurso, contra una autoridad en Inglaterra, y después se disemina por todo el mundo, en México se conoce como “derecho de amparo”.

Pero, obligación de todo masón  es desarrollar en el universo el sentimiento de la dignidad, que sublimó a Sócrates, al revelar el secreto de la inmortalidad del alma, y de la existencia de un solo Dios.

Se le acusó de impío en el tribunal de los Heliastas, y bebió la cicuta por no desdecirse, ¿Qué importa la vida material, dijo a sus discípulos, cuando siento en mí la inmortalidad del pensamiento?

¿No es el colmo de la bajeza, prolongarla por el deshonor? “Dios me dio la conciencia de mi dignidad y el talento para despertarla en los otros”.

“Que tomen mis enemigos mi cuerpo, mi espíritu vivirá en vosotros, no desesperéis, en mis últimos momentos, apercibo la marcha triunfal de la idea por el camino del progreso”.

En seguida se enciende la antorcha del heroísmo, y que tanto esplendor brilló en nuestro sublime maestro Jesús.

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