Por: Julio Torres
El ángel “protector o ángel de la guarda como quiera que se le identifique, indudable es que quisiéramos conocer o por lo menos saber quien fue en vida o como fue su vida.
Cuales fueron sus gustos, sus aficiones, cual fue su modo de vida y cuales pudieran haber sido sus tendencias y su desempeño.
Muchas veces nos gusta un determinado tipo de música, y no entendemos lo que ocurre al descubrir esa afición a determinadas cosas, pero creo que ese es el punto importante.
Una práctica que me fue mostrada hace algunos años, la considero acertada, pues la sencillez del proceso, invita a que cualquier persona la pueda practicar con facilidad.
No existe riesgo alguno en lo que describiré, todo está supeditado a lo que cada persona pueda lograr, tampoco se requiere un ritual específico, solo el deseo de hacerlo.
No mencionaré el nombre de ninguna disciplina, todas merecen aprobación, ya que negar alguna sería poco prudente, todas son respetables y acertadas en su caso.
Hay que invertir tiempo, todos los días imaginaremos primero, como pudo ser la persona cuando estaba en este mundo, cuales eran sus gustos o aficiones o sus fobias inclusive.
Personas que se dedican a “descubrir” como es o como fue en vida el protector, siempre mencionan que se trata de algún personaje famoso o poderoso en su tiempo.
Todas las religiones dictan en sus liturgias a nivel pecado, el entregamos a la tarea de indagar ciertos temas que finalmente no comprendemos puntualmente.
Para aceptar que mi protector fue un personaje famoso se requiere algo más que solo el nombre, es inoperante adjudicar a alguien, valores o personalidad que nunca existió.
Alguna disciplina dice que para saber o descubrir quien es el protector, basta con que el gurú se concentre unos instantes y descubra la personalidad de ese protector.
Otras aseguran que mediante una serie de rituales, va a ser posible descubrir quien fue en vida el protector asignado desde el momento de nuestro nacimiento.
La intuición, es el factor más importante para poder descubrir a dicho personaje, cuantas veces manifestamos que un alimento no gusta y tampoco investigamos el porqué, simplemente, no gusta.
Bajo este principio, deducimos que si algo no es de nuestro agrado, debe tener una razón poderosa, y entonces la pregunta será: ¿porque eso no gusta?
De inmediato no se tiene una respuesta convincente de ¿porqué no me gusta algo?, pero si me detengo un instante a reflexionar, seguro que encontraré alguna.
Además de los gustos, también influye el círculo de amistades con las que somos afines, dicha afinidad no es obra de la casualidad, muchos estudios aseguran que eso es parte de la personalidad que en vida llevó quien ahora ha sido designado como protector.
Experimentar esta práctica permaneciendo frente a un espejo grande, y con una iluminación tenue, mirar con tranquilidad, sobre todo nuestro rostro.
Quien diseñó este experimento dice que al cabo de unos 30 días, es posible que se pueda reflejar en el espejo la imagen de nuestro protector aunque de manera tenue o difusa.
Si el objetivo es saber quien es nuestro protector, bastará con solicitar su presencia de un modo tranquilo, y si no logramos ver al protector, por lo menos podemos lograr conocernos a nosotros mismos para el bien de nuestro entorno.
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