viernes, 17 de junio de 2011

Masonería y el control

mejores hombres para cada actividad social

Por: Julio Torres.

Todo ser humano se comporta igual en apariencia, pero creo que hay algo más que determina dicha actitud, se parece mucho a un controlador electrónico.

Muchas personas tratan de justificar algunas actitudes con el argumento de que así es como son o así nacieron, que por eso es que no pueden cambiar y no cambiarán nunca.

Pocas personas se detienen a meditar la causa de su forma de comportarse que tiene que ver más con su ser que con agentes externos, esa causa se llama conciencia.

Se han escrito miles de tratados sobre la conciencia, hoy lo trataremos desde un punto de vista empírico.

Aunque algunos tratados simplifican el asunto de la conciencia, diciendo que es el conocimiento de si mismo, de las cosas a su alrededor, pero sigue siendo una definición general.

Es posible que si tomamos la palabra conciliar, que significa poner en paz dos elementos que están en pugna, resulte un ejemplo más sencillo para llegar a una conclusión.

Cuando por alguna causa, experimentamos incomodidad ante situaciones fortuitas o inesperadas e inclusive casuales, de momento se produce intranquilidad.

En ese momento creo, vale la pena recordar la palabra conciliar, es un buen momento para aplicar la formula, conciliar entre nuestro ser interno y los agentes externos.

Conciliar no es sencillo, depende del estado de ánimo que prevalezca en el momento, o del historial de eventos en las últimas horas o días.

Para conciliar es necesario que las partes en pugna manifiesten su punto de vista, escuchar los argumentos de cada uno y después tomar la decisión adecuada, solo que en este caso creo que va a ser difícil escuchar a ambas partes.

Por un lado está mi yo, mi mente consciente, que indudablemente debe estar dispuesta a contar lo que le aqueja, y por el otro lado mi mente subconsciente que habla otro lenguaje.

El asunto tiene dimensiones que de momento hace difícil encontrar la forma de conciliar, entonces, creo que primero se necesita encontrar la manera de que ambas mentes en pugna encuentren un lenguaje adecuado.

Un ejemplo sencillo puede ser el siguiente: Que la mente consciente desea a toda costa una copa de vino y la mente subconsciente quiere evitarlo por razones de salud.

Puede ocurrir a la inversa, que sea la mente subconsciente la que desea el vino.

Pero la mente consciente no puede complacerla, porque en ese momento existe un problema digestivo.

Que puede pasar entonces, alguien debe tomar la decisión, es una decisión binaria, es decir, solo admite un si o un no.

Ahora entra en acción el elemento conciliador que conocemos como conciencia.

Esa conciencia es como un maestro que se encuentra dentro de nosotros, que tiene toda la preparación necesaria para tomar decisiones, ese maestro lo podemos bautizar como maestro secreto.

Es secreto porque solo cada uno de nosotros lo conoce, nadie más lo puede conocer porque está dentro de nosotros mismos y secretamente es el que nos indica lo que debemos hacer en cada caso a la hora de tomar una decisión.

La manera de actuar de ese maestro secreto depende de la educación que haya recibido, y en ese terreno, la masonería tiene mucha experiencia, no olvidar que lo primero que se le exigió al aprendiz fue que tratara de conocerse a sí mismo.

Solo con la ayuda de un maestro secreto bien preparado, es posible obtener una buena conciliación entre el yo interno y el externo y cuando se logra un buen resultado es equivalente a la conciliación, es la actuación de la conciencia, es el control.

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