Por: Julio Torres.
Los masones de nuevo ingreso que han dedicado el tiempo de estudio para conseguir el título de aprendices, han avanzado y ahora saben que poseen facultades que antes no conocía.
El camino hacia el logro de los objetivos trazados en el camino hacia la verdad, se consiguen mediante las herramientas de la ciencia y la virtud.
Aprender y entender la manera de servir a todos los hermanos, defenderlos y procurar liberarlos de todo peligro cuando sepa que están perseguidos.
El compromiso del masón es dedicar el tiempo en el trabajo indispensable a su existencia y a la de su familia, aplicando la regla de 24 pulgadas.
La regla indica que parte del tiempo dedicado al descanso, debe utilizarse en el estudio de las ciencias que debe conocer para ser digno de ser masón.
El masón que hace lo posible por adquirir la inteligencia y rectitud, que ahora sabe que le han sido entregadas desde su nacimiento con la enseñanza de la rectitud con valor.
La facultad de la prudencia es muy importante cuando se tiene conciencia de las facultades porque todo asunto cotidiano que se deba manejar, debe hacerse con mucha prudencia.
La filantropía es el epílogo de este grupo de facultades, porque todo lo que se emprende en esta vida, debe hacerse con filantropía para que obtenga la aceptación de todos.
Creo que todos conocemos una plomada de albañil, esta plomada nos indica que debemos actuar con rectitud, en todas las actividades cotidianas.
Actuamos con rectitud porque ahora ya sabemos que poseemos la facultad de la inteligencia y esa inteligencia es la que permite deducir cuando estamos actuando con rectitud y cuando no.
Con inteligencia hemos descubierto que poseemos algo que en otro momento no entendíamos totalmente y que reconocemos como valor.
Es el valor necesario para enfrentar toda situación por complicada que parezca, valor para trabajar, valor para amar, valor para complacer, valor para hacer felices a todos los miembros de la familia.
La prudencia muchas veces se confunde con la apatía o con otros calificativos, sin embargo, está comprobado que un individuo prudente siempre encontrará las mejores respuestas.
La filantropía también sufre malos entendidos, a menudo se confunde con limosna o con favores condicionados o con la entrega de las monedas que sobran.
Se puede ser filántropo sin llegar a los extremos consignados, la filantropía debe accionar las fibras sensibles que actuarán en favor de todos los hermanos y la familia.
Inteligencia, rectitud, valor, prudencia y filantropía, como si se tratara de una gran escalera de metas a conquistar para obtener los beneficios que la masonería nos tiene preparados para una vida completa de satisfacción.
Pienso que lo expuesto en este tema, es el principio de lo que nos tiene reservado el estudio de la ciencia y la virtud como peldaño de la carrera masónica en estos tiempos.
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