viernes, 13 de abril de 2012

Libertad de imaginar

filosofía,arte,ciencia,cultura

Por: Julio Torres.
Nada es más libre que la imaginación del ser humano; y aunque la imaginación no puede exceder la provisión original de ideas suministradas por los sentidos externos e internos, tiene un poder ilimitado para mezclar, combinar, separar y dividir esas ideas, en todas las variedades de la ficción y la visión.
El pensamiento anterior es obra de un filósofo que para mi gusto encontró una manera sencilla de describir a que se refiere ese asunto que conocemos como imaginación, el autor: David Hume.
La imaginación es un tema verdaderamente fascinante cuando se reflexiona en ello, no ha existido cosa alguna de la cual haya dependido más la humanidad en su progreso, la facultad de la imaginación puede ser desarrollada.
La mayoría de los seres humanos no usan mucho su imaginación, por lo que se ven obligados a seguir a aquellos que tienen una imaginación muy activa y se contentan con caminar por los senderos explorados  por ellos.
Todos podemos aprender a desarrollar la imaginación a tal grado que nos ayude a ensanchar nuestro mundo y que nos brinde canales de expresión personal que nunca antes experimentamos, lo que puede significar no solo mayor felicidad, sino una vida más abundante.
Nos podemos dar cuenta que la sociedad esta dispuesta a ofrecernos generosamente bienes mundanos en retribución por nuestros logros por los frutos de nuestra imaginación, en el mundo mercantil actual, ninguna mercancía tiene un precio más elevado que las ideas nuevas.
David Hume, hábilmente ofreció la opinión sobre la diferencia que existe entre la lógica creativa de la imaginación y el juego irracional de la mente conocido como fantasía.
La imaginación puede simular una serie de acontecimientos con toda la apariencia de la realidad, atribuirles un tiempo y un lugar determinados, concebirlos de manera que parezcan existentes y describirlos con cada circunstancia perteneciente a algún hecho histórico en el cual cree con enorme certidumbre.
Nos preguntaremos: ¿En donde está la diferencia entre la ficción y la creencia? Entendemos que no reside solamente en una idea peculiar que se añade a tal concepto como lo demanda nuestra aprobación, la cual carece de toda ficción conocida.
La mente tiene autoridad sobre todas sus ideas, puede anexar voluntariamente una idea particular a cualquier ficción, por lo tanto, puede creer en lo que le plazca, aunque sea contrario a lo que encontramos en la experiencia diaria.
Es como tratar de unir la cabeza de un hombre al cuerpo de un caballo, desde luego que no podemos creer que tal animal ha existido en realidad.
De todo lo anterior se desprende que la diferencia entre la ficción y la creencia reside en algún sentimiento o emoción que se une a la creencia y no a la ficción y que no depende de la voluntad y tampoco puede ser impuesta a placer.
Queda entonces la evidencia del poder que ejerce el ser humano en su libertad de imaginar y que es lo que lo hace distinto al resto de las especies vivas, porque dicha libertad es la explicación de las conquistas conseguidas en la historia de los tiempos en la búsqueda de un a vida mejor cada día.
Para terminar quiero dejar unos puntos de reflexión que utilizaré próximamente en el mismo tema, son axiomas antiguos que indican en que consiste la perfección que es lo que finalmente buscamos en cada una de nuestras ideas:
En el orden físico se requiere comprender el sueño de la belleza. En el orden moral debemos comprender el sueño del amor. En el orden intelectual comprenderemos el sueño de la poesía. En el orden espiritual comprenderemos el sueño de los místicos.
Estos cuatro órdenes forman fundamentalmente un solo orden y los cuatro constituyen una sola realidad en el mundo de la libertad de imaginar.