sábado, 24 de septiembre de 2016

Yo quiero ser

Yo quiero ser.
Quiero ser cantante, quiero ser médico, quiero se ingeniero, quiero ser, quiero ser y son tantas ideas de lo que quiero ser que termino en el infinito, pero entonces, ¡cuidado!, si, cuidado, perdernos en el infinito es la gran derrota, solo porque no comprendimos antes, ¿Qué es la libertad?
Desde que somos formados en el vientre materno, estamos a
merced de lo que nuestra madre decida, o entienda, y se pasa nueve meses tratando de modelar lo más grandioso de la creación, su hijo, el ser más maravilloso que acarreará la felicidad en el seno familiar.
Una vez que llegamos a este mundo, ella, nuestra madre, se entrega en a la protección de nosotros, aunque ya para entonces tenemos nuestra propia personalidad, aunque de momento ella no lo sepa, quizás lo intuya, pero como tiene la abstracción fija en nuestro desarrollo, no se da cuenta que ya tenemos un pensamiento propio que no  podemos describirlo porque nos falta crecer.
Tampoco se da cuenta de nuestra libertad, pero nosotros si la aplicamos ya que, en un momento dado sentimos hambre y ella debe estar lista y proporcionarnos alimento pero ya, porque sabe que es su obligación y no se da cuenta que estamos ejerciendo el derecho a la libertad.
El tiempo avanza y cada día nuestra libertad va disminuyendo por consecuencia de la educación que estamos recibiendo, y tal vez nuestra libertad la ejercemos cada día con mayor fuerza, casi de manera dictatorial, pero en el resto de la convivencia, poco a poco estamos aceptando métodos de enseñanza buenos y malos, según el caso, resultando una especie de “aceptación inconsciente” que va quedando grabada en nuestro centro de cómputo personal, que sabemos que existe pero no sabemos fielmente en que parte de nuestro cuerpo queda grabado.
Cuando supuesta-mente ya aprendimos a “volar” con cierta independencia, resulta que no sabemos lo que haremos con nuestra vida y mamá quiere que siga su profesión, pero papá exige que mejor será que siga la de él, lo cual ayudará a crear una “estirpe” como sueño de la juventud paterna.
Este es el gran momento. ¿Qué debo hacer? Yo soy el que está viviendo y soy quien enfrentará el futuro, debo aprender a volar solo, es el momento de la gran decisión, no debemos pensarlo mucho, siempre tenemos en la mente una profesión invariablemente diferente a las de nuestros padres, bueno, mi mejor consejo es ejercer la libertad que nos fue entregada desde el momento que nacimos.

Yo quería ser, pero me equivoqué. De ninguna manera, no me equivoqué, seguí mi sueño, intuición o lo que sea, me equivoqué pero el gran avance es: “aprendí” que ese no era el camino; cambio de jugada, ya aprendí, ejercí mi “libertad” y a otra cosa, y cambiaré tantas veces hasta que encuentre el camino designado para el que fui creado, cada fracaso me acercará al objetivo, pero con libertad, ser felices es el objetivo y no otro. 

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