Aceptar
un acontecimiento que no esperábamos es tal vez lo más difícil de aceptar, ¿Por
qué a mí? Es la pregunta, que pasa, ¿Porqué a mí? Ese es el reclamo que hacemos
a la vida porque no entendemos o no tratamos de entender que así es el proceso
de vida.
Aceptar
un algo desagradable es solo eso, aceptar que tal vez estaba previsto en el
argumento de nuestra vida, o que fue provocado por algún antecedente, o
finalmente porque así debía ocurrir.
Lo más
común es cuando ocurre la perdida de un ser querido, como si no entendiéramos
que es parte de la vida, unos se van y otros se quedan, o cuando por accidente
se pierde una parte del cuerpo de manera intempestiva.
La
realidad es que debemos aprender a vivir sin aquello que teníamos o aprender a
vivir con aquello que nos ocurrió y desde luego que cada uno de nosotros
manifiesta de distinta manera lo que ve desde su muy personal punto de vista.
La
masonería sin duda tiene los medios o argumentos necesarios en cada caso, esa
es la razón por la que recomienda como principio fundamental tanto el tratar de
conocerse a sí mismo, como el dudar de cuanto le sea manifestado.
Esto
es, aplicar la filosofía de la duda es el punto fundamental, la pregunta
inicial de: ¿Porqué a mí? Y la respuesta con otra pregunta: ¿Y porqué no? Como
si se tratara de alguien que estuviera por encima de todo ser humano, habremos
de entender primero que todos somos iguales.
El
ostentar la dirigencia de cualquier asociación humana solo es ocupar del
primero entre sus iguales, entonces, solo eso es lo que lo hace distinto, de
manera que cuando comprendemos este concepto, es más sencillo aceptar cualquier
acontecimiento.
Hay
quien por motivos naturales, es decir, por una catástrofe natural pierde todo
su patrimonio, o pierde a sus seres queridos, o simplemente él pierde algún
miembro de su cuerpo, simplemente ahora tendrá que vivir sin ello.
Es
posible que en este momento alguno de mis lectores manifieste la idea de que yo
no he perdido nada en mi vida y es por eso que hable de esta manera, sin
embargo, le aseguro que he vivido una buena parte de todo lo que manifiesto.
Pero la
comprensión de esa duda filosófica que la masonería me entregó desde el
principio indudablemente ha sido la mejor herramienta que me han facilitado y
con ella he podido manejar todos los acontecimientos a lo largo de mi
existencia.
Por tal
motivo, le invito a seguir esta línea, la duda filosófica, como herramienta de
comprensión ante cualquier situación, le aseguro que es muy efectiva y la
aceptación es automática.