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jueves, 5 de abril de 2012

Receta secreta masónica

filosofía,arte,ciencia,cultura

Por: Julio Torres.
Hemos hablado en los últimos reportes de los ingredientes fundamentales en la búsqueda de la felicidad y lo curioso es que siempre que se habla de esos ingredientes, la filosofía popular y los medios de comunicación se encargan de desvirtuar el verdadero concepto de lo que se trata.
Cuando las conciencias resultan agredidas, las almas suelen divagar y el resultado es un caos que se antoja imposible de controlar, tal parece que no se puede conseguir el orden necesario de las cosas que nos permitan regresar a la tranquilidad deseada o simplemente necesaria.
El orden y el caos parecieran antagónicos que nunca pueden conciliar y con ello evitar proporcionarnos la felicidad necesaria o a la que tenemos derecho, el orden solo se  consigue cuando permitimos que la conciencia desarrolle su trabajo adecuadamente, sin influencias externas que pueden resultar nocivas.
La conciencia es una voz interna que nos indica lo que debemos hacer y la manera de ejecutarlo, pero existe otra voz que consigue el complemento, es decir, que lo que hoy realizo va a contener mi manera de hacerlo de forma muy personal, resulta evidente que una misma cosa hecha y realizada por mi no va a ser igual a la forma como usted lo puede hacer.
Entra en juego aquello que conocemos como la personalidad, en efecto, esa personalidad es distinta en cada uno de nosotros, esto quiere decir que al realizar una misma cosa, usted y yo lo haremos de manera distinta, cada uno lo realizará con el sello personal.
Lo anterior es muy parecido a la sopa de fideo cocinada por mamá, nunca será igual a la que hace mi esposa, y la razón es sencilla, aunque ambas sopas contengan los mismos ingredientes, es un hecho que el sabor va a ser distinto, el amor con que cada una de ellas desarrolla el arte culinario es eminentemente personal, como un sello distintivo de su alma.
La razón se puede deducir de manera muy sencilla, a la hora de que cada personaje cocine la sopa de fideo por alguna razón la emoción impresa en el momento de cocinar es lo que va a marcar la diferencia, pareciera que el paquete emocional que cada quien le pueda impregnar en el momento de cocinar será definitivo.
Esa es la causa por la que he titulado este reporte como la receta secreta, cada uno de nosotros, posee un sello personal y cuando ambos ingredientes se mezclan adecuadamente no es solo el triunfo lo que se consigue, a partir de este momento conocemos el resultado de esta fusión, que recibe el nombre de lealtad. 
Lealtad a nuestra familia, lealtad a nuestra pareja, lealtad a nuestros hijos, a nuestros padres, maestros, amigos, familia, comunidad, o país, la lealtad fortalece nuestra vida, en la lealtad se encuentra el verdadero valor como persona o como ser humano, sin lealtad nada tiene sentido, quedamos a merced de los hipócritas, de los ambiciosos y lo que es peor, de los ignorantes. 
La lealtad es una magnífica forma de expresar la piedra fundamental de los valores que poseemos como seres humanos y no me refiero solo al concepto de lealtad patriótica, es la lealtad a todo aquello que realizamos durante nuestra vida, lo importante o lo menos importante dentro de la escala de valores.
Si observamos con la claridad de un lente extremadamente potente podemos deducir que cada momento de vida, cada decisión, tiene un gran valor y ese valor solo es cuantificable cuando mezclamos exitosamente los ingredientes mencionados: Conciencia y alma.
Ahora, después de mezclar: Conciencia y alma para conseguir lealtad, prácticamente estamos listos para juzgarnos a nosotros mismos y cuando somos capaces de juzgarnos, es que ya estamos listos a enfrentar cualquier problema por difícil que este sea, pero eso lo discutiremos en un futuro próximo.