Bullyng escolar
Tal vez se trata de un
fenómeno del presente siglo, sin embargo, puedo afirmar que es un asunto tan
antiguo como la vida misma, el título de “bulling” se refiere a este tiempo,
todavía recuerdo cuando al ingresar a la enseñanza secundaria en el Instituto
Politécnico Nacional en la ciudad de México, allá por los años cincuenta,
debíamos resistir lo que denominaban “novatada” que consistía en el corte de
pelo de manera agresiva y nos dejaban con una imagen pavorosa.
Por algún tiempo he tratado
de imaginar donde comienza este asunto del “bullyng” y me parece que además de
ser un excelente “modo de distraer”, he intentado hacer una retrospectiva en
función de esos “acuerdos políticos”, en el parlamento de México a nivel local
y
nacional cuando quisieron “proteger a los niños” diseñando lo que titularon:
“Los derechos de los niños” , la consecuencia es lo que ahora vivimos.
Resulta incongruente que
ahora ni el maestro, ni los papás, ni los parientes pueden intentar siquiera
tratar de corregir a un niño su mal comportamiento por leve que este se
manifieste, de manera que ahora los niños son libres, nadie puede reprenderles
de ninguna manera, y a diario se manifiesta en los medios de comunicación que
cualquier grupo humano, grande o pequeño, actúa en total impunidad, pues lo que
dicta “derechos humanos” es que nadie puede impedir su derecho a manifestarse.
Más crítico resulta si esas
actividades de protesta son ejecutadas por menores de edad, significa entonces
que el estado de derecho solo está dirigido a determinadas personas y el resto
ya puede “protestar por la protesta” y su reclamo se perderá en el mar de
corrupción que prevalece en los niveles de poder y políticos, la historia de
“los
miserables” es hoy más actual que en el tiempo en que fue escrita.
Me temo que todo el conflicto
nace en el momento en que los “representantes del pueblo” no se toman la
molestia de consultar a quienes los “eligieron” y eso redunda en leyes que en
lugar de proteger, mantienen a los ciudadanos sin defensa, pienso que la mejor
manera de hacer buenas leyes es pensando bilateral mente o multilateral mente,
porque de la manera como lo hacen hoy, siempre va a resultar contraproducente.
La única manera de hacer bien
las cosas es cuando se proclama la soberanía o el derecho de dictar leyes y
hacerlas efectivas, pero la letra dice que eso le pertenece solo al pueblo y
que a él corresponde discutir y establecer las leyes que habrán de salvarla de
sus miserias, eso de alguna manera permite estudiar las bases que han de
sostener el edificio de la educación humana que genera riqueza por medio de la
propiedad y el trabajo.
Muy importante resulta darnos
cuenta que tenemos en la consciencia nuestro propio juez y que el honor, la
virtud y la justicia no son términos convencionales, sino sentimientos
afectivos, instintos
eminentemente sociales que una mala educación pervierte y
el estudio sublima y nos hace dignos, sin olvidar que comprendiendo a la
naturaleza, se crean las ciencias y las artes e invita a la comprensión del ser
infinito que lo formó libre y heredero de los bienes de la tierra.
Pudiera ser que la mala
educación es la que provoca los conflictos en el diseño de las leyes, luego
entonces, se puede decir que unos y otros
tenemos mala educación, unos por no
voltear a vernos y otros, por no reclamar lo que a derecho les corresponde y
que en cada uno despierte en su corazón el sentimiento de su propia dignidad,
estudiando incesantemente lo que debe a sus semejantes, siendo esa dignidad la
diferencia entre el bien y el mal, entre “el bullyng” y las buenas relaciones
entre compañeros, como en su tiempo declararon que “el respeto al derecho
ajeno, es la paz” y el “bullyng” desaparecerá finalmente.