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domingo, 13 de noviembre de 2011

Elegidos

Desde que el rey David  le ofreció la corona de Israel a su hijo Salomón, a pesar de que era el hijo más joven, él, Salomón, trató de merecerla corrigiendo en él de inmediato: La hipocresía, la ambición y principalmente la ignorancia.

Esa fue la causa por la cual el Rey David decidió entregar a salomón el poder sobre su pueblo, sus hermanos: Absalón y Adenias, nunca entendieron lo que su padre trataba de construir que era el gran pueblo de Israel.

Salomón se casó con la hija de los faraones y eso le permitió aprender el arte de gobierno y las verdades científicas del mundo civilizado de la época.

Los magos le enseñaron la astronomía, aprendió la teología y las artes religiosas, la ciencia de los jeroglíficos, la filosofía y los adelantos de Orfeo, desde que su padre le entregó el cetro, Salomón, solo aspiró a educar a la nación y convertirla en la más grande del universo.

Salomón consideró una monstruosidad que el pueblo cayera por ignorancia bajo el poder de los tiranos, la manera de impedirlo fue iniciada en todos los misterios y hacer de él un pueblo de reyes.

Con su reinado, Salomón inicia la manera de establecer el gobierno popular que definiría las obligaciones y derechos de todos en el lugar mismo, en la provincia de que éste es parte y en la nación, con lo que se consiguió calificar al pueblo como: Soberano.

Organizarse y ejercer la soberanía y que surta el efecto deseado, se ha de comenzar por constituirlo en municipios, base esencial que de su buena o mala función depende la efectividad o la desgracia del país.

Luego en consejos provinciales y finalmente en congreso general, unos y otros no serán más que representantes del pueblo y trabajarán en su nombre.

El municipio es el fundamento de la felicidad de las naciones porque allí es donde se educa al pueblo, en él se aprende a discutir sus intereses, se conocen sus necesidades y la manera de remediarlas.

Los individuos que lo componen, en contacto íntimo con los ciudadanos que los han elegido y con todos los miembros del cuerpo social que ocupan los extremos de la escala, le sirven de promedio y por consecuencia, su virtud o su corrupción acarrea la dicha o la miseria de las masas.

El estado que tiene malos municipios, tiene mal gobierno, ellos fueron el dique de la tiranía y los últimos que han sucumbido en la lucha, más han guerreado los pueblos, por sostener sus garantías municipales, que por su independencia.

El gran poderío viene de que se debe dejar a los ayuntamientos el gobierno local y entonces se podrá ejercer toda la autoridad en favor de los ciudadanos.

Creo que habría que retomar la filosofía de Salomón con gran fortaleza y de esa forma comprender lo que ocurre actualmente en los municipios de los países en este siglo XXI.