Por: Julio Torres
Muchos miles de años han pasado, desde que se diseñó la manera de recibir a un nuevo candidato a la masonería, desde luego, todo adaptado a los tiempos por medio de simbolismos.
La vida, hechos y doctrina de los grandes iniciados, y su influencia en la humanidad, es la vivencia de todo candidato a ingresar a la orden.
La primera finalidad al ingresar, es enseñar a sus miembros la concentración del pensamiento, lo cual es necesario, para que el masón pueda aproximarse a si mismo.
Por medio de innumerables y repetidos ejercicios, el aprender a fijar su pensamiento en una sola cosa, en una sola idea y mantenerlo fijo en ella sin desviarse o divagar, se convierte en el objetivo fundamental.
Naturalmente que si al masón, de inicio se le quisiera someter a una disciplina, sin capacitación adecuada, el fracaso sería automático.
Es necesario que conozca y valore adecuadamente, el poder de su pensamiento, que muestre su facultad de concentración y, sobre todo, que adquiera una confianza, y una fe indestructible en el poder que posee.
Es conveniente instaurar trabajos donde se expliquen los ejercicios elementales de agrupación del pensamiento, con la ayuda de textos existentes sobre el tema.
El compromiso será practicar, todo cuanto le sea comunicado dentro de los trabajos cotidianos sin interrupción alguna, durante el intervalo de tiempo que exista, entre una y otra reunión.
En cada “tenida”, como se define a las reuniones, se informa de las dificultades que se presentan en las practicas, junto con los resultados obtenidos.
Cada tema, cada investigación, cada resultado se insistirá en los ejercicios señalados y a la vez se iniciarán nuevos temas, y todos encaminados a la búsqueda de la verdad.
Es un hecho, el masón iniciado, a medida que se disciplina, y que disciplina su mente por medio de los ejercicios que se le indican, observará que sus facultades y aptitudes, para su trabajo profano, mejora en un porcentaje enorme.
Cuando el iniciado ha progresado en el dominio de la mente, se entiende que esta capacitado para iniciar, los verdaderos trabajos que la masonería exige.
Se dice que los trabajos tienen por objeto fundamental, la ayuda mutua de sus miembros en el campo profano, en el campo espiritual, solo se puede ayudar dentro de los trabajos en logia.
Las pruebas a que es sometido un candidato, que desea ingresar a la orden, son muy ricos en simbolismos, comienzan desde las entrevistas previas hasta el ingreso formal.
Son muchos los mensajes que recibe el candidato desde el primer momento, donde se ponen a prueba sus valores y la manera como los entiende.
A lo largo de la ceremonia comprende que en efecto, posee muchos valores, pero no todos son encaminados adecuadamente, y ahí es donde la masonería interviene de manera fulminante.
Una vez que se han superado todas las pruebas, y que el iniciado ha tratado de describir e inclusive enumerar, tratando de comprender cada una de ellas.
Es en este momento, podemos afirmar que se ha cumplido con el principio, y que el profano, iniciado ahora, esta listo para recibir la sabiduría masónica.
En bien general de la orden y de su logia en particular.