Por: Julio Torres
La fantasía juega y complace; la
imaginación ordena y obliga.
La imaginación crea; la fantasía solo
combina, la fantasía transmuta por un momento la hoja marchita en el metal más
precioso; la imaginación constituye una transmutación alquímica permanente.
Lo que es fantástico en la religión puede
divertir temporalmente al alma, pero lograr una verdadera regeneración requiere
la profundidad de una imaginación consagrada, la fantasía cambia la forma, la
imaginación transfigura el motivo.
En algún momento hablamos sobre los
axiomas de perfección que abarcan el orden físico, moral, intelectual y
espiritual que nos permiten comprender el sueño de la belleza, del amor, de la
poesía y el misticismo.
Con ello comprendemos que la imaginación
lo es todo y reconocemos que con ese hecho encontramos una razón más para
acudir a los poetas, porque ellos son los Hierofantes de la imaginación.
Los hechos, los principios y las teorías
de las ciencias ocultas o herméticas son estériles, hasta que son vivificadas
por el poder de la inteligencia. Las artes mágicas tienen poderes esotéricos y
son espiritualmente iluminadoras únicamente en el plano purificado de la
imaginación suprema.
El verdadero plano de la magia es lo
psíquico, la ciencia mística enseña como volver realidad el sueño, aquello a lo
que se le llama hechos de la magia, ofrece en cierto sentido una guía a la
aspiración coadyuvando a la facultad creativa de la mente para que adapte e
interprete los sueños como ella quiera.
La ciencia mística no deja duda sobre las
teorías románticas o brillantes, pero poco dignas de confianza, la
investigación psicológica y la transmutación química de lo que es común
promueve el propósito del alma.
En este momento entra en juego esa otra
gran facultad que poseemos los seres humanos: El alma, que junto con la
conciencia se convierten en factores fundamentales del comportamiento humano,
ya hemos visto como la imaginación y la fantasía se identifican como parte de
la conciencia que trabajando en equipo con el alma es como somos capaces de
creaciones maravillosas que hacen nuestra vida muy placentera.
Aunque dos personas realicen un mismo
trabajo, mediante una idea, cada uno de ellos podrá realizar dicho trabajo casi
igual, pero el alma es lo que logrará que cada uno de ellos imprima algo que
conocemos como personalidad que entregará resultados parecidos pero distintos.
Todos los procesos vertidos en este
escrito se han repetido en todos los tiempos, los procesos naturales a través
de los cuales las amarguras y las trivialidades del pasado son eliminadas
inconscientemente por la mente en retrospección iluminando las perspectivas de
la memoria con una brillantez suavizada y embellecida.
Los más grandes prodigios creados por la
magia no alcanzan no alcanzan la grandiosidad indefinida, la sublimidad y
significación de la fuente de inspiración que crea por medio de la imaginación.
Es claro que la imaginación es el
verdadero canal de la creatividad, nunca la fantasía.
Este es el verdadero secreto del brillo
de la fantasía y de la consiguiente proximidad y realismo del país de las hadas
en la mente tan impresionable de la niñez, podemos deducir que la influencia
común del conocimiento no ha tenido tiempo de trabajar.
Es muy importante entonces tratar de
comprender la diferencia entre fantasía e imaginación, ya que pertenecen
ambas a la conciencia y eso suele
provocar confusión, y una vez comprendida la diferencia, ahora ya podemos
comenzar con el análisis del alma, pero eso será en un futuro próximo.