En la década de los
sesenta conocí de cerca el asunto de la selección de fútbol de México y también
conocí a un personaje muy especial: Ignacio Trelles, el gran “Nacho Trelles”,
un hombre de un gran valor como ser humano y como técnico de la selección de
fútbol, a partir de entonces me llamó la atención un común denominador en
función de los resultados que nunca nos daban el placer de festejar en grande,
el “ya merito” o el “jugaron bien pero perdieron” poco a poco se convirtió en
ese común denominador, o falacia consuetudinaria.
Pienso que algo no
está bien dentro del grupo que maneja el fútbol, porque resulta confuso que
jugadores de fuerzas inferiores hasta nos han regalado trofeos de nivel mundial
y quienes ocupan lugares de la llamada “selección mayor”
hasta nos provocan descontento a la hora de buscar los resultados mínimos contra toda lógica estratégica, lo cual redunda en un descontento generalizado e incluso el desdén del aficionado que paga boleto de entrada en los estadios.
hasta nos provocan descontento a la hora de buscar los resultados mínimos contra toda lógica estratégica, lo cual redunda en un descontento generalizado e incluso el desdén del aficionado que paga boleto de entrada en los estadios.
Quienes manejan el
negocio del fútbol creen o no se dan cuenta que, quien paga su espectáculo no
son los medios de comunicación, sino el aficionado que consume los productos
que anuncian los medios,
pareciera que es al que menos toman en cuenta, tampoco reflexiona sobre el comerciante que con gran esfuerzo acondiciona su negocio con tecnología de punta, con el único propósito de obtener mejores ventas cuando juega la selección de fútbol.
pareciera que es al que menos toman en cuenta, tampoco reflexiona sobre el comerciante que con gran esfuerzo acondiciona su negocio con tecnología de punta, con el único propósito de obtener mejores ventas cuando juega la selección de fútbol.
Por sistema, ocurre
que todos los directores técnicos que han dirigido la selección mayor,
comienzan con triunfos que nos invitan a declarar: “ahora si llegaremos a
cuartos de final” y ese final es el mismo. ¿Llegaremos al mundial en esta
ocasión?
Declaro que este artículo está escrito al día siguiente de la derrota sufrida ante la selección de Honduras que se sobrellevó terriblemente y como solución, se destituyó al director técnico en turno.
Declaro que este artículo está escrito al día siguiente de la derrota sufrida ante la selección de Honduras que se sobrellevó terriblemente y como solución, se destituyó al director técnico en turno.
Decenas de
directores técnicos han desfilado por la selección, cada uno de ellos me merece
un reconocimiento por su trabajo, pero por sistema sucede que por causas
diversas, en determinado encuentro, los jugadores “fallan” también por diversas
causas, las disculpas son tan variadas como las excusas de seres
irresponsables, olvidan a quien patrocina realmente el espectáculo, son los
aficionados que siempre guardan la esperanza de “ahora sí”.
No es poco el dinero
que perciben quienes participan en este juego de intereses, que dicen es con el
fin de entretener a los fanáticos, solo me pregunto: ¿Si están contratados como
profesionales, lo menos que deben hacer es jugar como profesionales?, muchas
veces he analizado jugadores de otros países que en verdad si juegan como
profesionales y los nuestros no imprimen la misma entrega, en ocasiones ni lo
mínimo necesario.
Pienso que el
director técnico en turno, carece de “poder” a la hora de elegir a quienes
participarán en cada encuentro, parece ocurrir que alguien ajeno a la dirección
técnica, dicta la lista de los prospectivos y bajo condiciones especiales, otras
veces hasta me parece que existen ordenes de trabajar lo menos posible hasta
conseguir la derrota, desde luego deseo fervientemente, que lo que acabo de
decir solo sea locura mía, causada por la desesperación de ver que nunca salen
las cosas como esperamos.
Cierta vez
entrevistaron a un jugador de un equipo europeo que finalmente le ganó a
nuestra selección, su opinión fue que afortunadamente el director técnico en
turno, rechazó integrar a uno de jugadores mexicanos de gran prestigio, que
bueno que no lo integró dijo, si lo hubiera hecho, lo más seguro es que por el
impacto popular de dicho jugador, la derrota se hubiera presentado sin remedio
y al parecer el resto del equipo europeo coincidió con ese punto de vista.
No hay duda que algo
no se está haciendo bien en el fútbol de México, parece ser un mal de país, las
mismas actitudes y reacciones se presentan en distintos ámbitos, no solo
deportivos, hasta en lo político, donde no se toman la molestia de preguntar al
ciudadano que es lo que realmente necesita, de manera que es un hecho que nadie
voltea la mirada al fanático del fútbol, consumidor final del fabuloso negocio
del “balompié”.
Por respeto a
quienes manejan el negocio del fútbol, he decidido no mencionar nombres, es
posible que muchos ejecutivos y jugadores lo tomarían como intimidación, sin
embargo, a ellos solo quiero decirles que tienen ante su vista un gran
problema,
el aficionado al fútbol también puede dar la espalda y ausentarse de los estadio y de los medios de comunicación, creando una catástrofe económica directa e indirectamente a quienes en este momento le han apostado al fútbol con sumas millonarias.
el aficionado al fútbol también puede dar la espalda y ausentarse de los estadio y de los medios de comunicación, creando una catástrofe económica directa e indirectamente a quienes en este momento le han apostado al fútbol con sumas millonarias.
Hasta me parece
escuchar a José Vasconcelos cuando declaró que se requerían 500 años en la
lucha por hacer de los mexicanos una verdadera raza cósmica, con el señorío y
poderío a que tiene derecho por haber nacido en esta patria maravillosa, que
solo necesita que quienes la habitan, de manera real vistan el traje de
triunfadores,
el traje de grandes señores en tiempo real y que sean capaces de entregar el mejor legado a las generaciones siguientes, que la falacia consuetudinaria se pueda sepultar en un pozo sin fondo y que surja la virtud del triunfo, la enseñanza positiva del nuevo México, el México en el que creo, en el México que derrumba la falacia consuetudinaria.
el traje de grandes señores en tiempo real y que sean capaces de entregar el mejor legado a las generaciones siguientes, que la falacia consuetudinaria se pueda sepultar en un pozo sin fondo y que surja la virtud del triunfo, la enseñanza positiva del nuevo México, el México en el que creo, en el México que derrumba la falacia consuetudinaria.