Por: Julio Torres
La discreción de Moisés, el amor a la verdad de Orfeo, la virtud de Hiram. La sabiduría de Salomón, el entusiasmo de Licurgo, la redención que proclamó Confucio, la perseverancia de Pitágoras, la dignidad de Sócrates y el heroísmo de Jesús.
Cada una de las antorchas que mencionamos en estos artículos, corresponde a cada uno de los personajes enumerados en el párrafo anterior.
Aunque parezca repetitivo, cada uno de los personajes anotados es símbolo de lo que se necesita para lograr la igualdad entre los seres humanos.
El deseo fundamental es que esas luces no vuelvan a apagarse, debemos hablar, para ser escuchados por los grandes y por los pequeños y el sabio y el ignorante comprenderán.
La verdad es una, lo mismo que la razón, y todos participamos o contribuimos al bien común, el ingenioso, porque encuentra la idea, el operario, porque la ejecuta.
Su recíproca dependencia los iguala ante la naturaleza, no hay progreso sólido sin generación de conocimientos, se necesita el concurso universal.
Cada persona, percibe de distinta manera, y lo que uno descuida, el otro lo observa, no debemos olvidar que el viejo Egipto murió de inanición.
La causa fue hacer de la ciencia, patrimonio de una casta que consumió sus fuerzas intelectuales en paralizarla durante siglos con emblemas o jeroglíficos.
Ocultaron toda la idea, y escondida se perdió hasta para los iniciados, en la edad media, el clero se hundió en la barbarie con todo el occidente.
La misma masonería se precipitaba a pasos agigantados en el oscurantismo y se convertía en una asociación de beneficencia mutua y en pantomima religiosa.
Tal vez también se convertía en pantomima política, por la orden de los jefes de ocultar el secreto y dejar que cada maestro lo interpretase según conviniera.
Pero al final se demuestra que los masones son fuertes y capaces de soportar muchas cosas, y solo el débil teme al martirio y vende a los que en él confían.
Desde el inicio los masones trabajan en la redención de las masas, pero sin olvidar que Hirám y Jesús murieron por el hierro, y nosotros nos vengamos enseñando al ignorante.
En el inicio recibimos la primera purificación por medio del fuego y hoy, recibimos la gran luz del sol de la razón, que merece entonces levantar un nuevo tabernáculo.
La masonería nos pide luchar contra los intérpretes hipócritas de la doctrina del maestro que hacen de ella un medio de existencia y una palanca a disposición de su egoísmo.
Discreción, verdad, virtud, sabiduría, entusiasmo, redención, perseverancia, dignidad y heroísmo, nueve cualidades, nueve principios, nueve razones fundamentales para lograr la igualdad tan necesaria para la humanidad.
Moisés, Orfeo, Hiram, Salomón, Licurgo, Confucio, Pitágoras, Sócrates y Jesús, nueve personajes, nueve inteligencias, nueve guías, y cada uno con su personal punto de vista, pero todos ellos nos entregan las herramientas para buscar la felicidad.
Continuaremos con otros puntos de vista no menos importantes como los que hemos presentado en la última semana, le invitación cordial esta en pié.