Perseguir un ideal
es el trabajo más hermoso que existe en la vida, pero muchas veces nos
equivocamos, no sabemos si vamos persiguiendo una verdadera necesidad o se
trata de un deseo, puede ser fabuloso, sin embargo, otras veces el efecto
resulta contrario y no tan necesario, se gastan las energías y al final resulta
un fracaso la empresa.
Perseguir una idea
significa ver y hacer, pareciera que tratamos de obtener una visión de los
resultados necesarios con tanto detalle que proporcione la satisfacción
temeraria al conseguir el objetivo buscado, el poder que impone un deseo es más
fuerte que lo necesario, es momento de definir, cuando es un deseo y cuando una
necesidad, decidir un deseo es muy sencillo, solo tengo que decidir hacerlo, la
necesidad implica analizar una y otra vez lo que en realidad quiero hacer.
Alguien declaró:
“Cuando más despacio voy, más rápido llego” por lo tanto si hacemos una
traducción que acomode quedaría así: “Se utiliza menos tiempo en tomar una
decisión mejor que corregir una equivocada” lo que invita a declarar que al
tomar una decisión, lo mejor es pensar si estoy bien informado sobre las
opciones que tengo, de tal suerte que sabré entonces por donde comienzo y
analizar si en verdad tengo opciones.
Recuerdo que durante
los años cincuentas se fabricaban autos muy grandes y ostentosos, muchos países
no mostraban deseo alguno de diseñarlos más pequeños, salvo aquellos que
analizaban que los precios del petróleo aumentaba cada día, pero quienes
insistían en autos grandes, por el momento tenían el dominio del mercado, de
ninguna manera deseaban reducir el tamaño, pero quienes si analizaron la
evolución de los precios del petróleo a tiempo iniciaron la fabricación de los
autos pequeños.
Hoy día el auto
pequeño no solo es fundamental, significa ahorro de combustible, con los
aumentos progresivos en el precio se hace necesario insistir en la reducción
del tamaño así como en el consumo, quienes no aceptaron la reducción del tamaño
de los autos, estaban inmersos en su dominio de mercado, pensaron tal vez en el
deseo de mantener el dominio y no en la necesidad que los tiempos modernos,
amenazados con “la guerra” del petróleo.
Obtener la
información necesaria cuando se necesita tomar una decisión es tal vez el punto
de partida, se trata de averiguar mucho a cerca de las alternativas, hoy en
día, veo con tristeza que el auto eléctrico sigue sin el desarrollo inevitable,
porque las economías mundiales están cifradas en el negocio del petróleo con
todos los indecorosos accesorios, importante va a ser que en la próxima década
se atienda más este asunto por el bien de las generaciones futuras, es decir la
de nuestros nietos que por desgracia hablarán muy mal de este tiempo, que no
aprendimos a utilizar los recursos naturales.
No es necesario que
nos digan lo que tenemos que hacer, el mejor consejero lo tenemos dentro de
nosotros mismos, nadie nos puede aconsejar mejor que nosotros mismos, la
formula es sencilla, tal vez el colocarnos frente a un espejo y preguntar que
es lo mejor que puedo hacer o cual es la mejor solución a los problemas que me
agobian, no olvidemos que solo son dos cosas las que me debo preguntar: ¿Lo
necesito, o solo es un deseo?
La naturaleza, Dios
o en quien usted crea, nos ha proporcionado los tres elementos fundamentales
que nos ayudan en la búsqueda de la mejor decisión: Una conciencia que
determina la mejor manera de hacer las cosas, una alma que proporciona el toque
personal a lo que decidimos hacer y una lealtad a toda prueba hacia nosotros
mismos, ese es el resultado de un equilibrio como persona y cuando las
decisiones se toman a favor de uno mismo, es cuando la obra divina se cumple en
su máxima expresión, como en el nacimiento de un nuevo ser, producto del amor
de una mujer y un hombre,
así nosotros cuando tomamos una buena decisión, nace una nueva historia de triunfo, en beneficio de todos.
así nosotros cuando tomamos una buena decisión, nace una nueva historia de triunfo, en beneficio de todos.