Por: Julio Torres.
Se dice que en el hombre hay dos clases
de fuerzas, una que hace que la materia se mantenga unida y otra que penetra en
el momento de nacer, en un artículo anterior dijimos que cuando el cuerpo ya
está configurado, el alma viene al hombre al entrar a su cuerpo el aliento de
vida y se convierte en un alma viviente.
Acudamos a un ejemplo un tanto burdo y
con ello explicar a que se refieren esas dos fuerzas. En una fábrica donde se
hacen motores que operan maquinaria, vemos que muchos hombres trabajan en su
construcción de acuerdo a un plano que ha sido perfectamente concebido, probado
con estricto control y declarado perfecto.
Un motor, en su material y construcción,
tiene similitud con el cuerpo humano. La máquina tiene un esqueleto, un armazón
bien hecho y resistente que soportará todas las partes, grandes y pequeñas que
se ajustan dentro de dicho armazón.
Algunas de las piezas están delicadamente
ajustadas con la más fina mecánica y otras están hechas de manera que resistan
el trabajo pesado, además de las que mantienen un equilibrio o sincronizan con
otras, pero todas relacionadas entre si, de tal suerte que puedan trabajar
ordenadamente y con un propósito único.
Una vez que todas las piezas del motor
han sido colocadas conforme al proyecto, todo el complejo se cubre con otras
piezas materiales que protegerán del polvo, suciedad e interferencia, así como
el cuerpo humano está cubierto de carne, piel y hasta cabello con lo que lo
protege.
Cuando el fabricante del motor planea la
cubierta exterior, cuida detalles de la apariencia, agregando bronce brillante,
pinta ciertas partes o decide mostrar el brillo del acero, en otros lugares tal
vez utilice pintura negra, blanca o plata con la sola idea de hacer atractiva
la imagen de la máquina.
El fabricante, después de que ha visto la
máquina bien construida, no sacrificaría calidad, propósito o servicio por el
bien de la apariencia, porque su motor ha sido construido con un fin, producir
determinado número de caballos de fuerza que requiera el trabajo al que será
destinado.
El diseñador y los fabricantes se
muestran orgullosos de lo que han creado, y consideran al motor una obra
maestra de la creación material, la etiqueta dice que su fuerza es proporcional
a 100 caballos, esto significa que se intentó proporcionar cierto tipo de
servicio al usuario.
Solamente cuando el motor da ese
servicio, es que cumplirá su misión en la vida para ser lo que su constructor
intentó que fuera, ante nuestra mirada casual, sea una pieza de maquinaria, sin
embargo, como el cuerpo de un hombre que está muerto, puede estar perfectamente
construido y terminado con una apariencia hermosa.
Pero un motor no es más que eso, un
motor, no más de lo que es un hombre cuando no tiene vida, el motor es solo una
acumulación de materiales terrenos cuidadosamente unidos, con dos alambres
delgados conectados a dos partes del motor por los que entra la fuerza de vida
y hace de él un motor verdadero, en lugar de una mera pieza de maquinaria.
Después que la corriente eléctrica está
en la máquina, ésta funciona a toda su capacidad y hace el trabajo que se le ha
asignado, el obrero que la opera no la llama “una pieza de maquinaria” la
observa con mucho cuidado y en lugar de “pieza de maquinaria” dice: “Este es un
motor”.
Hasta que el hombre tiene también ese
poder especial, esa energía especial que hace a su cuerpo útil y capaz de
servir al propósito que fue diseñado, su cuerpo solo es una máquina de arcilla,
una forma material terrena.
Los metales de la máquina están formados
de piezas de materia que la ciencia llama moléculas y que están unidas por una
fuerza que la misma ciencia llama cohesión, los científicos hablan de rocas,
piedras y metales vivientes porque aseguran tienen vida, pero además existe
otra forma de vida que la máquina requiere para su funcionamiento y para el
cumplimiento de sus propósitos.
Lo mismo se aplica a la máquina humana,
la carne, los huesos y cada una de las partes de la composición material del
hombre, tienen en sí una fuerza que mantiene unidas las células y hace que
todas las moléculas se unan fuertemente en una sola masa, pero con la adición
de otra fuerza, el aliento de vida, con lo que el hombre cumple sus propósitos
como tal.
Entonces, las dos fuerzas a que nos
referimos con respecto al hombre, es una que hace de la materia una masa y la
mantiene unida y una que penetra en él en el momento de nacer, haciendo que el
cuerpo funcione hasta que sobreviene la llamada muerte.
Buscando que todavía resulte más claro lo
que en este reportaje explico, en el próximo analizaremos estas dos formas de
vida y descubriremos que espíritu, alma y vida son tres cualidades diferentes
del ser humano, gracias y hasta entonces.
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