miércoles, 6 de mayo de 2015

El español

El español
Por: Julio Torres.
Un español que estaba en poder de los dueños de la isla de Cozumel, México, es de los personajes que la historia poco o nada les hace justicia, su nombre: Jerónimo de Aguilar, que en el siglo XVI, a causa de un naufragio cayó en manos de los habitantes de dicha isla, quedando prisionero, sin embargo, durante su estancia en esas tierras, logró dominar el idioma “maya” que se hablaba y se sigue hablando por los habitantes de esas tierras.
Narra Bernal Díaz del castillo que el capitán Hernán cortés envía el pago del rescate de este personaje, con el objetivo de utilizar su sabiduría en ambos idiomas lo que indudablemente redunda en el gran principio de la conquista de estas tierras simplificando la comunicación verbal y cuando aparece “La malinche”, señora también muy preparada en el idioma náhuatl, se redondea de manera significativa la restrictiva de la comunicación por medio de las palabras.
Imagino que aunque la solución no debió ser sencilla pues se trata de tres idiomas: el castellano, el maya y el náhuatl, es decir que, un concepto en castellano, o simplemente una pregunta que hiciera el capitán Cortés en castellano, Jerónimo de Aguilar debió traducirlo al maya, luego la señora malinche habría de hacer la traducción del maya al náhuatl y en ese orden ahora a la inversa, la respuesta caminaría del idioma náhuatl al maya y luego del maya al castellano.
Lamentablemente los historiadores no le dieron tanto reconocimiento a Jerónimo de Aguilar como lo hicieron con la malinche o Doña marina como la conocimos en los libros de historia, pero es de reconocerse que la audacia del capitán Cortés logró convencer a muchos nativos de estas tierra y ello “simplificó en alguna medida el triunfo español sobre los habitantes de este gran país, que hasta la fecha no dejamos de reconocer que las medidas opresoras de Moctezuma, gran emperador Azteca, que obligaba a pagar tributo muy pesado en la mayor parte de pueblos chicos y grandes.
En una canoa de buen tamaño, varios nativos conducían a Jerónimo de Aguilar a la presencia del capitán Cortés y este, con cierto recelo o
simplemente desconfianza preguntaba donde transportaban al español, ya que todos los ocupantes de la canoa vestían ropas muy parecidas por razón de que solo ropa de ese tipo podía vestir Jerónimo porque era realmente un extranjero cautivo y al llegar a la presencia de Cortés, con pronunciación muy mala dijo: Dios y Santamaría y Sevilla, y Cortés pregunta ¿Y que es del español? Los demás nativos no comprendieron la pregunta y entonces Jerónimo se puso en “cuclillas” como lo hacen los nativos y dijo: “Soy yo”.

Ocho años atrás naufragó la nave donde trataban de llegar a tierra firme él y quince más, entre ellos venían dos mujeres que también quedaron cautivas pero, pronto murieron porque no resistieron el trabajo que les obligaban a hacer y que la nave perdió el control por los pleitos entre ellos y entonces fue que naufragaron, nada se supo después de muchos de ellos y que por eso es que solo él pudo mantenerse con vida. Como Jerónimo ya no era un joven, tal vez eso fue lo que impidió que pasara a la historia con la relevancia de Doña Marina, de manera que este relato lo hago con honor y el respeto que le tengo a Jerónimo de Aguilar como un gran personaje de la época de la conquista, que como muchos fueron s
umamente importantes, pero, la vida es así y debemos entenderla, todos somos solamente una pieza de la maquinaria del proyecto divino, pero todos somos importantes, gracias Jerónimo de Aguilar.

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