Habitación del alma
Conforme a los
libros de anatomía, sabemos dónde se encuentra cada uno de los órganos de
nuestro cuerpo, inclusive su función, pero la curiosidad me conduce a tratar de
imaginar en qué lugar del cuerpo se encuentra mi alma y como funciona, trataré
entonces de buscar la respuesta que me ayude a despejar la incógnita.
La fisiología indica
con gran exactitud la forma de trabajar de cada órgano y su importancia a lo
largo de nuestra vida, por otro lado comprendemos que nuestro cuerpo contiene
una gran cantidad de células agrupadas mediante un orden perfectamente definido
y cada parte desarrolla un trabajo con una exactitud predominantemente justa y
perfecta.
Por lo tanto,
nuestro cuerpo se puede definir como la máquina más perfecta de la creación
divina, y acentúo el concepto “creación divina” porque hasta ahora y tal vez
nunca podamos fabricar una réplica tan perfecta como lo hace la naturaleza, o
Dios, como usted lo comprenda.
Dios, como usted lo comprenda.
El hecho es que
durante nueve meses nuestra madre pareciera que esculpe la hechura que ha de
mantenerse en correcto funcionamiento por un número determinado de años,
entendiendo entonces que somos parte de la materia que se encuentra en el
universo, es por eso que le califico de creación divina.
Una vez cumplidos
todos los requisitos, llega el momento de ser expulsado del vientre materno,
sabemos que todo ese tiempo de fabricación es mamá quien por medio de sus recursos corporales ha dado razón a ese milagro de la vida, pero ahora se presenta “el paso temerario”, salir y enfrentarse a la vida de manera autónoma, la ayuda materna se centrará en el cuidado solamente de la escultura viviente.
sabemos que todo ese tiempo de fabricación es mamá quien por medio de sus recursos corporales ha dado razón a ese milagro de la vida, pero ahora se presenta “el paso temerario”, salir y enfrentarse a la vida de manera autónoma, la ayuda materna se centrará en el cuidado solamente de la escultura viviente.
Es entonces, que “al
llegar a este mundo” se le entrega a
ese nuevo ser humano el bagaje que lo acompañará durante el tiempo que se requiera y manifestar sus ideas, emociones, alegría y tristezas, triunfos y fracasos y estudio que le sea preparado como compromiso de vida y experiencia en la evolución que se le haya asignado.
ese nuevo ser humano el bagaje que lo acompañará durante el tiempo que se requiera y manifestar sus ideas, emociones, alegría y tristezas, triunfos y fracasos y estudio que le sea preparado como compromiso de vida y experiencia en la evolución que se le haya asignado.
Cumplir con todos
los “encargos” no es cosa fácil, es por ello que se le entrega la herramienta
adecuada que le
permitirá cumplir con los compromisos y esa herramienta no es otra cosa que su “alma personalidad” y la recibe en el primer instante, como lo declaran los todos los escritos que de esto hablan, que recibe dicha herramienta al tomar su primera dosis de aire, así se declara: “Y Dios creó al hombre con barro de la
tierra y le sopló en la nariz el aliento de vida y él vivió”.
permitirá cumplir con los compromisos y esa herramienta no es otra cosa que su “alma personalidad” y la recibe en el primer instante, como lo declaran los todos los escritos que de esto hablan, que recibe dicha herramienta al tomar su primera dosis de aire, así se declara: “Y Dios creó al hombre con barro de la
tierra y le sopló en la nariz el aliento de vida y él vivió”.
En ese instante, ya
no necesita el aliento de vida materno, ya es autónomo, ya es capaz de mover
todo su cuerpo con las limitables primarias, pero ya habrá de “conseguir el pan
con el sudor de su frente”, mediante el llanto tal vez y eso, gracias a que sus
células cuentan con la “fuerza vital de vida”.
Cada una vibrando en
perfecta armonía, en perfecto equilibrio, como todo lo que emana de la
naturaleza divina, de tal suerte que no es difícil imaginar que la “casa” de
nuestra alma se encuentre en el núcleo de cada célula, y cuando llega el
momento final, se realiza la separación inevitable, la materia habrá de
transformarse y el alma regresa al punto de origen, como lo ordena la
naturaleza o Dios, como usted lo comprenda.