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sábado, 16 de abril de 2011

Masonería y sus códigos

Por: Julio Torres

Un antes y un después resulta muy notorio cuando se ingresa a la masonería, pero solo es apreciado por los familiares y amigos cercanos, sin descubrir que es en realidad.

Existe un código moral masónico que de manera practica y contundente, fija los lineamientos que cada masón debe seguir para  ostentar el honroso titulo de maestro masón.

“Adora al gran arquitecto del universo”, declara el primer código, de manera que carece de validez la publicidad que se difunde en el sentido de que la masonería es enemiga de la fe religiosa.

“Ama a tu prójimo”, declara el segundo código “haz el bien y deja hablar a los hombres”, es posible que los anteriores códigos  fueran diseñados con la mejor de las intensiones.

“Ama a los buenos, compadece a los débiles, huye de los malvados, pero no odies a nadie” esta es quizás  la parte más importante de dichos códigos que se complementan como sigue:

“Habla respetuosamente a los grandes, prudentemente a tus iguales, sinceramente a tus amigos y con ternura a los pobres”

Recomienda también no adular a un hermano masón, porque puede tratarse de una traición, y si tu hermano te adula, desconfía.

Pero el código, para mi gusto más importante es: “Escucha siempre la voz de tu conciencia”  porque la conciencia es la fuente del conocimiento reflexivo, es el mejor y más elocuente auxiliar del hombre.

La conciencia le traza al hombre el camino por el cual puede llegar a ser útil a sus semejantes, labrando su propia vida, pobres de los que ignoran la voz de la conciencia.

Sé el padre de los pobres, cada suspiro que tu dureza les arranque, será una maldición que caerá sobre tu cabeza, no lo dudes.

Respeta al extranjero y al viajero, porque su posición los hace sagrados para ti, además, evita las disputas y prevé los insultos, poniendo de por medio “la razón”.

Respeta a las mujeres, nunca abuses de su debilidad y es preferible perder la vida antes que tratar de deshonrarlas, a la mujer, no agredirla ni con el pétalo de una rosa.

Si el gran Arquitecto del universo te da un hijo, dale gracias por el depósito que te confía, porque tú serás para ese niño la imagen de la Divinidad.

Has que hasta los diez años te tema, hasta los veinte, te ame y hasta la muerte te respete, se su maestro hasta los diez años, debes comportarte como padre hasta los veinte años, pero hasta la muerte se su amigo.

Debes enseñar a tus hijos buenos principios antes de enseñarles buenas maneras, que te deban una doctrina esclarecida mejor que una frívola elegancia, que sean hombres honrados en lugar de hombres hábiles.

Muestra siempre alegría en todo lo que haces, en todo lo que inicias, en todo lo que proyectas, y nunca juzgues las acciones de los hombres con ligereza, perdonando o condenando.

El Gran Arquitecto del Universo es el único que puede valorar las obras de los seres humanos, como vemos, el código moral de los masones contiene todo lo necesario para encontrar la felicidad.

Muchas veces he expresado que si todos los gobernantes adquirieran el conocimiento masónico total y completo, previo a su actuación desde el poder, el ciudadano ocuparía el lugar de privilegio que le corresponde.

Le invito a meditar en el asunto, vale la pena.