Por: Julio Torres. La responsabilidad que como jefe de la logia se le exige al maestro responsable del buen desarrollo de los trabajos durante el ejercicio anual que dura el cargo se le pide ser hombre bueno, recto y justo.
Se le pide obedecer estrictamente las leyes morales y fomentar la práctica de la virtud, además de comportarse como ciudadano pacífico, respetar las leyes del país en que vive y de su gobierno.
Trabajar con inteligencia y vivir con honradez, acatar las soluciones tomadas por la logia que la cámara legislativa apruebe, siempre que no infrinjan los principios y leyes de la orden ni el reglamento del taller.
Debe ser prudente, cortes y amable con los demás, cultivando siempre las normas sociales que distinguen y enaltecen a quienes respetan en todo lo que vale los buenos oficios.
Es muy importante estimular el estudio de las artes y las ciencias pero recordando siempre de manera grata a los genios y benefactores de la humanidad y la masonería.
Al nuevo jefe se le invita a cumplir y hacer cumplir con oportunidad y decisión todos nuestros deberes como masones y velar siempre por el progreso de la logia.
Obligación será preocuparse por la logia y hacer que se distinga por su trabajo, orden y buena administración por medio de una frecuente y minuciosa instrucción a los maestros y demás miembros.
El honor y el prestigio de la logia dependen de la prudencia y forma en que se conduzcan los trabajos, así como el esfuerzo de sus miembros, aumentarán en proporción al celo que imponga al estimular a los maestros.
Con ese esfuerzo es muy probable que los aprendices y compañeros resulten motivados y estimulados al recibir la instrucción en las altas enseñanzas de la masonería para exaltarla siempre.
El jefe de la logia así como la columna de maestros deben invitar a todos los miembros a que practiquen fuera de logia lo que en ella han aprendido para beneficio propio.
La parte final de la ceremonia está dedicada a reafirmar la simbología de las herramientas que son emblemáticas de nuestra conducta mientras conservemos la vida.
El libro de la ley encierra el saber del pasado, de tal suerte que es considerado como la gran sabiduría, como guía orientadora en el sendero de la virtud en camino hacia la dicha.
La escuadra simboliza el ejercicio de la acción para el triunfo de los principios morales y junto con el compás representa la templanza, que aprovecha los méritos indiscutibles de cada uno de nosotros en bien propio y de la humanidad.
La regla de 24 pulgadas es emblema de la exactitud para cumplir el deber y la integridad en las acciones, y se le recuerda que solo es el primero entre sus iguales.
Se le recomienda al jefe del taller que insista en hacer que los masones entiendan que su conducta debe ser amable, discreta y virtuosa, que convenzan al género humano de la bondad de nuestra institución.
Que todos vean con honor el ser parte de ella, para que el mundo les respete como hombres de conciencia, benévolos y justos.
Los deberes para el maestro masón que adquiere la distinción de jefe de taller son muchos, en este escrito hemos mencionado algunos, pero todos son importantes, es posible que en otro momento ampliemos este tema.