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domingo, 6 de febrero de 2011

Masonería y la necesidad de Dios

Por: Julio Torres

La masonería proclama en el manifiesto del congreso de Lausanna en septiembre de 1875 como lo hizo desde su origen, la existencia de un principio creador, bajo el nombre de “gran arquitecto del universo”.

Que no impone límite alguno a la libre investigación de la verdad, y que para garantizar a todos esa libertad, exige absoluta tolerancia.

La masonería está, pues, abierta a todos los hombres de toda nacionalidad, de toda raza y de toda creencia, y yo agregaría, ¿estará abierta también a ambos  géneros?

Dice el manifiesto que la masonería prohibe en sus talleres toda discusión política o religiosa y acoge a todo profano, cualesquiera que sean sus opiniones en la política y en la religión, con tal de que sea hombre libre y de buenas costumbres.

Sin proponerse una discrepancia, generalmente ocurre que se discute sobre la existencia de Dios en un sentido y en otro, muchas veces con una total ausencia de bases ya teológicas, ya escépticas.

Lamentable es que de manera sistemática en discusiones de este tipo, surgen conatos de fanatismo, que son los que finalmente causan discrepancias inútiles creo.

Se dice que Dios, o el gran arquitecto del universo en realidad es una necesidad creer en él, por razón de que existen un sinfín de realidades y eventos que en verdad desconocemos.

Se afirma que Dios es la causa primera o la causa de las causas porque de él vienen las causas secundarias, que es el creador, pero, ¿de donde sacó Dios este universo?

Dios y nada son términos contradictorios, porque una causa primera es incompatible con esa nada, Dios sacó de si mismo toda la creación, no puede ser de otra manera.

Que es vivificante porque en esa creación nunca interrumpida, todo lo anima, todo lo reproduce y lo perfecciona en su progreso interminable.

Altísimo, inmutable y eterno, porque solo se le alcanza con el pensamiento y nunca se ha arrepentido de su obra, porque no ha tenido principio ni tendrá fin.

Es ordenador porque todo lo rige, y por su sabiduría infinita, el átomo se une al átomo y la molécula a la molécula, y se forman los astros, el sol, la tierra, las aguas y todo.

Es omnipotente porque reina en la eternidad, el tiempo y el espacio, es la inteligencia suma, nada hay más allá de él, este nombre encierra todo lo que el sentimiento y la razón alcanzan.

La ignorancia se encarga de desvirtuar el concepto de Dios, creer en el o no creer solo es signo de duda y la duda se combate con el análisis y el análisis nos conduce al saber.

La hipocresía de muchas personas hace que duden de la existencia de Dios, ya que el hipócrita en realidad no se detiene a buscar la verdad y actúa como el ambicioso, que solo le interesa obtener beneficio en todas sus acciones, aunque con ello provoque el dolor ajeno.

Como dije al comenzar, la masonería proclama la existencia de un principio creador y no hace diferencia entre Yahvé, Jehová, Alá o el gran arquitecto del universo.

Deseo dejar asentado que, como ser humano y masón,  prefiero acudir al manifiesto de Lausanna, que proclama la existencia de un principio creador, que me permite la libertad de investigar.