or: Julio Torres.
Hablar de electrones es retroceder en el
tiempo, sin embargo es tan actual que merece todo nuestro respeto en todos los
sentidos y en el caso que nos ocupa podemos describirlos de la siguiente
manera: “Los electrones son partículas de espíritu” lo cual puede dar una idea
de lo que el espíritu puede ser.
En tanto no se conozca la naturaleza del
espíritu, será muy difícil comprender lo que queremos decir por partículas,
tomemos estas partículas y considerémoslas como si fueran tan grandes que
pudiéramos examinarlas en forma general, pero sin olvidar que los electrones
son tan pequeños que en la punta de una aguja caben billones de billones de
ellos.
Aunque no los podemos ver, si sabemos
cuantos hay en un átomo, esa es la razón por la que necesitamos imaginarlos
grandes y poder analizarlos y comprender como actúan, recordemos que esto lo
hacemos como forma teórica y comparativa que nos puede dar una visualización de
lo que son y cómo actúan.
Si los imaginamos del tamaño de una
naranja y cargados de una energía o fuerza y poder que los mantiene girando así
como el planeta tierra lo hace sobre su eje y a una velocidad enorme que por
ahora no la podemos medir, los vemos que vibran y hacen cosas, y esas
vibraciones viajan por el espacio en línea curva o en arco.
Cerrando los ojos podemos imaginar miles
y liles de estas esferas llamadas electrones moviéndose en sus orbitas en un
espacio oscuro pero cada una de estas esferas resplandece con una luz brillante
que parece emanar del centro de cada una, girando y trasladándose como si
fueran cometas, de norte a sur o de este a oeste y en todas direcciones ya que
no hay un punto de referencia que nos indique cual es el norte.
Una y otra vez puede ocurrir que dos de
ellas se encuentren y se estrellen por alguna causa y de ello se forma otro
fenómeno hasta el momento desconocido para nosotros, pero nunca se detienen,
muchas veces quedan unidas al mismo tiempo que su movimiento es igual como
duplicando la fuerza y hasta cambian la trayectoria de su movimiento.
Tal vez ocurra que dos electrones pegados
encuentren un tercero que se una a ellos lo cual constituye una nueva unidad
vibrante, moviéndose en una línea diferente, tal vez podamos ver muchos
electrones amontonándose a otros, quizás hasta ver a otros que son rechazados y
alejarse en busca de nuevos sitios.
Así podemos imaginar que vemos en el
espacio oscuro los extraños movimientos de estos cuerpos que identificamos como
electrones lo que nos invita a imaginar la manera como la materia puede entrar
en formación al unirse esas pequeñas fuerzas con energía propia.
Pero la materia o la masa, formada de
esta manera por los electrones es tan pequeña que no existe aparato fabricado a
la fecha que nos pueda mostrar este trabajo, de manera que solo nos queda
imaginar que así es como puede o podría formarse la materia o la masa en
nuestro mundo de formas.
De lo anterior imagino que podemos
asegurar que “los electrones se unen para formar átomos” la ley resulta muy
simple: Si son iguales, se rechazan, si son distintos, se atraen, esta ley de
la composición de la materia es algo de lo más importante que el ser humano ha
encontrado en su andar por el mundo de la investigación.
Lo fundamental es que si aceptamos que la
fuerza, la energía y el poder se concentran en cada electrón y que lo mantiene
vibrando, podemos afirmar que el espíritu es la energía vibrante que fortalece
las manifestaciones de la materia, pero de esto hablaremos en el siguiente
artículo, de manera que le invito cordialmente y hasta entonces.