El ser humano siempre ha tenido un
enemigo poderoso y cruel que conocemos como vicio, atrapa principalmente a la
altura de la primera juventud y erradicarlo no siempre es exitoso.
La masonería se ocupa de este asunto
desde el inicio de los estudios como objetivo fundamental, la literatura
masónica de ello se encarga, con una serie de recomendaciones que son de gran
utilidad en la búsqueda de la solución.
Inicialmente parece que el joven en su
caminar por la vida, le convierte en un experimentador de todo, tal vez esa sea
una de las causas por la que sin sentir, es atraído por parte o toda la gama de
estupefacientes tan dañinos.
Es triste ver que una buena cantidad de
jóvenes, inician su aventura en las drogas con la inhalación de solventes
industriales, aseguran les produce un “bienestar” que les hace ver la vida
distinta, que viendo la realidad.
Cuando ya la inhalación de solventes
carece de novedad, buscan la manera de subir el siguiente escalón que puede ser
el beber alcohol o fumar cigarros prohibidos, por encontrarse en costos
fácilmente alcanzables.
Pero el vicio no solo es por los métodos
descritos, existen vicios que parecieran no serlo, pues el leer por ejemplo,
pudiera no reconocerse como vicio, sin embargo, se puede comparar con el vicio
de comer de forma compulsiva.
La variedad de vicios es inmensa y
reconocer qué es vicio y qué no lo es, no es cosa sencilla, es el momento de
consultar o conocer lo que la masonería tiene previsto difundir entre sus
agremiados, para solucionar la controversia.
Dormir mucho o dormir poco, comer mucho o
poco, leer mucho o poco y así sucesivamente, podemos hacer una lista enorme
sobre lo que calificamos como vicio, entonces, busquemos la mejor forma de
definir este asunto.
Definimos como vicio el hábito de
contentar nuestros deseos, entonces, suponemos que el joven que comienza
inhalando solventes ha adquirido la manera de contentar sus deseos por medio
del efecto que causa el solvente al inhalarlo.
Los deseos de leer y los otros descritos
párrafos arriba, también cumplen con la misma necesidad, esto es, contentan de
alguna manera a cada persona que gusta de esos otros hábitos que también
contentan los deseos.
El problema comienza cuando los hábitos
pervierten, y producen desesperación en caso de no satisfacerlos, y nace un
nuevo problema que se agrega al conflicto provocado por los vicios, lleva por
nombre “pasión”.
Así es, la pasión, como pareja
inseparable del vicio, incrementa los problemas en los que se ve inmerso quien
acude a buscar la manera de contentar sus deseos.
Vicios y pasiones, dos grandes enemigos
del ser humano, es una de las primeras materias a cursar durante el inicio de
los estudios masónicos, que trataré en futuras entregas.