Por: Julio Torres.
Un error es una equivocación necesaria en
el proceso de aprendizaje, por lo que es importante diferenciar lo que es una
intención voluntaria de anular el aprendizaje, el reconocimiento de un error
resulta ser la base que permite corregir los errores, el dominio de si mismo
resulta entonces el mejor mecanismo que evita la frustración.
Lo anterior es solo el principio de la
preparación del masón, es el camino hacia la búsqueda del yo, difícil es reconocer como somos en verdad,
diferenciar perfectamente entre lo que somos en realidad y lo que creemos que
somos, ya que por herencia generacional sistemáticamente ocultamos lo que en
verdad somos.
La educación tradicional en familia y
después en la academia, nos indica que un error puede provocar el ridículo,
censura o castigo con los consiguientes conflictos emocionales, físicos o de cualquier tipo causados por las reglas
sociales que son relativas y temporales, el autodominio se deriva del
discernimiento de la verdad y el deseo de elevarse sobre lo relativo y lo
temporal.
La gravedad de un error aumenta en
proporción a nuestro sentido de la importancia propia, el concepto de
consciencia se experimenta al transformar la vanidad en expresión de la
personalidad propia, muy importante entonces es el privilegio de estar en lo correcto
y con ello ganar el valor de estar equivocado con lo que se obtiene la
experiencia.
Se dice que la perfección es un atributo
divino, o sea, del gran arquitecto del universo, todo lo demás es aproximación
a la perfección y podemos decir que la habilidad práctica es el arte adquirido
al refinar lo aproximado que aumenta la armonía con lo perfecto.
El masón aprende a reconocer un error,
que depende de percibir la diferencia que existe entre lo que es falso y lo que
es verdadero acerca de la existencia, de lo que se desprende que corregir un
error depende de estar dispuesto a que se manifieste lo verdadero.
El asunto es que el masón reconozca que
todo lo que experimenta ahora, tanto agradable como desagradable, puede no ser
reconocido de inmediato sino posteriormente, como un apoyo que permita alcanzar
la meta en la vida.
En los sistemas convencionales de la
sociedad como la conocemos, a menudo nos enseñan que errar es malo, inclusive
una definición puede aparecer con la palabra error, es desviación de lo justo,
de lo exacto, lo correcto o verdadero, lo mismo que un error en la acción,
opinión o juicio es interpretado como error.
Desde los primeros años de vida, se nos
enseña que las respuestas correctas son buenas y las incorrectas son malas,
este concepto implica que siempre hay una respuesta correcta o cuando un niño
pequeño aprende a no tocar la estufa o el horno caliente, indudablemente que se
califica ausencia de error.
Desde otro punto de vista, el error es un
paso que conduce hacia el éxito, al trabajo bien hecho, a los logros, a la
verdad; alguien dijo hace muchos años: El hombre sabio corrige sus propios
errores, observando los errores de los demás.
Todos podemos actuar con nuestros propios
errores y con nuestros propios pasos hacia el éxito, podemos imaginar que
alguien debe abordar un avión pero no calcula el tiempo suficiente que le
permita llegar a tiempo al aeropuerto, de manera que pierde el vuelo, si la
persona es sensata la próxima vez planeará llegar con tiempo suficiente.
Un pensador como lo fue Petrarca dijo:
Los grandes errores muy raramente se originan, a no ser en las grandes mentes.