Por: Julio Torres
En realidad no solo es un hardware que
poseemos en nuestro cuerpo, son más y trataré ahora de mostrar a ustedes de que estoy hablando,
desde luego que no es algo nuevo, es el resultado de los estudios hechos por
los genios del mundo de la computación, que han trabajado intensamente en los
últimos años.
Como en una computadora convencional,
primero se requiere un sistema operativo que es quien va a manejar todas las
posibilidades que permitan a dicha computadora ofrecer todos los eventos
posibles que motivaron su creación, quizás podemos entenderlo como un
procesador colocado en la tarjeta madre.
Lo mismo ocurre con los seres humanos que
desde el momento de nacer, tiene integrado un sistema operativo que lo mantiene
con todas las funciones adecuadas, permitiendo manifestarse ampliamente, solo
falta el programa que manejará los circuitos necesarios con lo que se
consigue que la manifestación sea
exitosa.
El programa que manejará a una persona es
lo que conocemos como personalidad y de acuerdo a esa personalidad es que
paulatinamente encontrará la manera de hacerse entender en todos los terrenos
que lo pueden hacer exitoso o no.
La pregunta quizás sería, quien y cuando
se creó ese programa que hará funcionar a ese ser humano, y no queda otra
respuesta que se trata de un programa de personalidad que fue creado de manera
divina, me temo que no tengo otra respuesta y la procedencia divina me parece
lo adecuado.
En una computadora convencional tenemos
un ratón, un teclado, una impresora y algunos accesorios más y se definen cada
uno de ellos como hardware, pues lo mismo ocurre con el cuerpo humano, que
tiene un hardware o mejor dicho, tiene cinco y cada uno de ellos envía mensajes
al banco de memoria con que se nos ha dotado durante el proceso de fabricación.
Cada hardware en el cuerpo humano se
mantiene atento a la orden del procesador y en su momento ejecutar el proceso
que éste envíe, con instrucciones precisas, con una rapidez asombrosa que
implica matices de perfección, hasta ahora ninguna máquina ha podido superar
esa rapidez y esa eficiencia que en momentos es perfecta.
El gusto, olfato, tacto, oído y la vista
son los aparatos que envían información al procesador que se encuentra en el
cerebro y este a su vez le regresa a cada uno de ellos la orden de acción con
los promedios adecuados y que la función a ejecutar resulte adecuada o justa en
cada caso.
Lo que cuesta un poco de trabajo
comprender es que cada uno de los cinco sentidos como los conocemos, se
encargan de enviar información al banco de memoria y que de ello depende el
éxito o fracaso de la funcionalidad del procesador, colocaré un ejemplo sencillo
sobre la mesa:
Supongamos que por alguna causa se nos
ocurre que cada vez que terminemos de comer deseamos fumar un cigarrillo,
entonces sin sentirlo, por medio de ese acto enviamos la orden al banco de
memoria que lo graba y a partir de entonces, cada vez que terminamos de comer,
vamos a conseguir un cigarrillo y ejecutar la orden, sin importar como se
consiga dicho cigarrillo.
Nunca se va a cambiar esa orden porque ya
está bien grabada en nuestro banco de memoria, el problema ahora va a ser como
borrar esa orden.
Esta descripción, nos permite imaginar lo
que ocurre con los vicios, lo importante en este momento es dejar establecido
el mecanismo de como cada hardware humano es capaz de grabar en el banco de
memoria este y muchos asuntos, buenos y malos de acuerdo con los cánones de
comportamiento, pero, por ahora dejaré este tema pendiente con la promesa de
ampliarlos en futuros reportes.