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lunes, 16 de enero de 2012

Los grandes iniciados

filosofía,arte,ciencia,cultura

El tema que pretendo hoy tratar, aunque solo sea una pequeña rendija donde podamos escudriñar a lo que se refiere, lo considero de gran importancia porque con ello es posible entender nuestro pasado y nuestro presente ya que el futuro es incierto.
Claude Bernard dice: “Persuadido estoy de que llegará el día en que fisiólogos, poetas y filósofos hablarán el mismo lenguaje y se entenderán todos”.
Parece que el mayor mal de todos los tiempos es que la ciencia y la religión se presentan como enemigos o como fuerzas enemigas e irreductibles, como un mal intelectual, con imagen perniciosa, ya que viene de lo alto y se infiltra cautelosamente como ponzoña.
Como ocurría en la Europa de la edad media, cuando no hizo otra cosa que afirmar la fe por todos los medios a su alcance, con métodos casi barbaros, la mayor de las fuerzas morales que formó el alma del hombre moderno.
En tanto que la ciencia experimental, reconstruida hace más de cinco siglos, reivindicó los derechos legítimos de la razón y su ilimitada libertad que fue la mayor fuerza intelectual, liberando al hombre de las seculares cadenas y fincó el espíritu de las bases indestructibles.
Desde ese momento, ya no se pudo probar su dogma porque las objeciones científicas lo evitaron de manera contundente, es entonces que quienes predicaban dichos dogmas se encierran en una casa que carece de ventanas oponiendo la fe a la razón de manera absoluta.
La ciencia enajenada por sus descubrimientos en el mundo físico, maneja abstracción del psíquico e intelectual y se convierte en materialista en sus principios y finalidad.
La filosofía entre ambas, de cierto modo abdica de sus derechos y cae en un escepticismo trascendente que tal vez inconscientemente transmite de manera profunda en el alma de la sociedad y de los individuos.
Es posible que las palabras de Claude Bernard ahora suenen con mayor fuerza en la necesidad que imaginó: “Persuadido estoy de que llegará el día en que fisiólogos, poetas y filósofos hablarán el mismo lenguaje y se entenderán todos”.
Es por eso que la masonería recomienda un estudio profundo de lo hecho por los “grandes iniciados” como parte fundamental del estudio, tomando en cuenta que fueron ellos quienes desde tiempos remotos trataron de encontrar soluciones por el bien común.
El masón de hoy tiene la obligación de sumergirse en todo aquello que sirvió en la comprensión de lo que debe hacerse en favor de la humanidad, tal vez un ejemplo de lo que Bernard imaginó es el éxito obtenido en los viajes espaciales cuando se unieron todas las ramas de la ciencia.
Es posible que nunca se hubieran logrado los triunfos espaciales sin la comunión de todas las ideologías, de todas las ciencias y de todos los sueños de los seres humanos, en la conquista del espacio que hoy nos entrega un mundo maravilloso quizás jamás imaginado.