Por: Julio Torres.
Como toda organización humana, la
masonería ha diseñado al paso del tiempo el uniforme que se debe portar con el
fin de establecer una imagen clara de la orden, actualmente se especifica que
para asistir a las “tenidas” regulares de las logias, es indispensable que el
masón se presente con traje negro y corbata y sobre esa vestimenta portar los
distintivos llamados “arreos” que identifican al grado o jerarquía de cada
asistente.
Muchas veces cuestionan quienes se
inician en la masonería la “obligación del uniforme” con argumentos varios y
tal vez todos ellos validos o muy validos, y entonces, la respuesta es la
misma, que utilizamos un cuerpo que nos ha sido prestado por un tiempo
limitado, es decir que el masón debe comprender que el cuerpo es finito, solo
su alma es eterna.
Es indudable que lo expuesto en el
párrafo anterior resulta un tanto complejo de comprender de inmediato, es
normal que quien se inicia en la masonería, presente dificultad que le permita
discutir este tipo de asuntos, causado por la carga de datos que desde el seno
familiar y transmitidos de generación en generación, han sido grabados de
manera inconsciente.
Lamentable es que dicha carga
generacional sea el principio o el punto de partida de los vicios y las
pasiones, pues desde que nacemos es como si estuviéramos hechos de cera
modelable especialmente para el fanatismo, que ha sido la causa de los males de
nuestros padres.
Una de las tareas iniciales de la
masonería es esa, descubrir la fisonomía del fanatismo inculcado de manera
inconsciente en nosotros, por medio de la educación de nuestros padres que han
sido por años y tal vez por toda su vida presa fácil de los hipócritas y
ambiciosos que mediante su ignorancia se dedicaron a someter a nuestros
antepasados.
Muchos siglos se han ocupado en el
trabajo de fanatizar a quienes nos antecedieron en estas tierras y en el mundo
entero, pues esa es la forma más efectiva de dominar a todo tipo de sociedades,
inclusive preparadas, pero el ingrediente fundamental es la ignorancia, que es
el vehículo adecuado con el que se siembra la semilla de los vicios y las
pasiones.
Una de las recomendaciones fundamentales
que la masonería sugiere es tratar de erradicar la ignorancia de todas las
maneras posibles y el mejor de los antídotos es la educación de los pueblos,
pero es necesario que dicha educación sea laica, que no exista el menor asomo
de imposición de principios religiosos, que cada persona sea capaz de separar
los principios religiosos de los materiales, pues solo de esa manera se puede
atender con total libertad, separando lo religioso de lo material.
Puede denominarse como lo dictó Juárez,
separación iglesia estado, que cada uno de ellos dedique su enseñanza a lo que
le corresponda, el estado, a los asuntos sociales con sus reglas establecidas y
la iglesia a los asuntos espirituales o divinos también con sus reglas.
Ambos asuntos de iglesia y estado
convergen en un punto fundamental: “El uniforme” la iglesia tiene bien definido
el uniforme a utilizar en cada ceremonia, en la masonería ocurre lo mismo, cada
ceremonia exige una vestimenta adecuada para cada evento programado, de tal
suerte que ninguno tiene necesidad de invadir el terreno del otro, cada quien
con lo suyo, la iglesia con su ritual y la masonería con su ritual y ambos con
su uniforme.