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sábado, 22 de agosto de 2015

La miseria

filosofía,arte,ciencia,cultura
La miseria
Por decreto parece que no existen pueblos en miseria, pero entonces, comenzaremos por tratar de razonar a qué le llamamos miseria, cuando un pueblo presenta padecimientos físicos y morales es que “algunos privilegiados” se oponen a que se utilicen los recursos que están a su alcance, el resultado es una especie de envilecimiento, se pierden los derechos, pero un pueblo inteligente sufre y tiene conciencia de sus males.
Una comunidad inhumana ignora sus desarreglos, en tanto que el
corrompido hace gala de ellos y se sumerge cada día más y más en la degradación, es como el loco que vistiendo andrajos se cree rico y omnipotente, y una vez que logramos aceptar que en verdad vivimos en una miseria, la pregunta es: ¿Cuáles son las poderosas causas de estos males? Y la respuesta solo es una: La educación defectuosa y los vicios del poder constituido.
Encontramos aquí una media respuesta, la diferencia encontrada entre educación y civilización y ésta es simplemente el medio que
evita la miseria y la educación es el fin. Cierto es que la civilización pasa por diversas fases, en cuanto los pobladores adquieren nociones exactas de los deberes de cada uno, la educación no alcanza, hasta que descubren el modo de hacerlos efectivos, esto implica que una nación puede estar civilizada pero no educada.
Tratar de comprender la evolución del intelecto, exige no separar el estudio del universo, del amor a lo infinito, lo maravilloso, lo sintético y lo deductivo; el amor a lo infinito, escéptico en lo
analítico, lo inductivo se deriva de la convicción del poder de nuestros recursos que permiten dominar la naturaleza, por fortuna esta época es bastante positiva porque ya no se ofrece al sabio el cuadro lastimoso de filosofías contra filosofías, aunque subsisten religiones contra religiones.
El grado de civilización de los países que brillan en el mundo y los cambios que experimentan se debe a tres causas fundamentales: La suma de conocimientos que poseen las personas más hábiles.
La dirección que da a sus estudios o la materia a que se refieren sus conocimientos y la tercera causa se esparce a su generalización en las masas y la libertad con que se difunde en ellas.
Entendamos que el orden es lo que asegura la tranquilidad pública, garantizando a todos el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes, sin embargo, hay quien dice o
predica que puede haber deberes sin derechos, lo cual es un contrasentido, porque el deber supone la existencia de un derecho y viceversa, es decir, los deberes y derechos nacen de la naturaleza, por ende son recíprocos.
La verdadera civilización principia cuando se ha acumulado la riqueza, es decir, cuando están cubiertas las necesidades materiales, de tal suerte que las causas más poderosas de las miserias del pueblo se deben en el siguiente orden: Educación defectuosa y vicios del poder constituido, por lo tanto, las condiciones materiales del país son las que prologan la ignorancia y se oponen al progreso.

Entendiendo por progreso los adelantos en el conocimiento de la naturaleza, ese adelanto aumenta conforme al desarrollo de nuestra razón; cada idea, cada ciencia, cada rama del saber humano; muchas veces visto el orden y el progreso como antípodas, cuando que lo efectivo es sean inseparables calificando al orden como el conservador de la tranquilidad pública, un pueblo ordenado, es civilizado, un pueblo ordenado, derrota la miseria, y un pueblo ordenado encuentra la felicidad.