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martes, 19 de mayo de 2015

Si yo fuera diputado

Si yo fuera diputado
Por: Julio Torres:
Si yo fuera diputado, reconocería primero que quien genera la riqueza de un país no es el congreso, no es el gobierno; es el pueblo que trabaja, que produce, que intercambia, que descubre, que inventa, que resuelve, que pelea contra el tiempo y sus imponderables, que escala los peldaños del progreso con la dificultad que ello genera; es el pueblo que sabe del triunfo y el fracaso en todo lo que emprende y finalmente es el pueblo el que soporta el gasto que genera el gobierno al cumplir con su deber como ejecutivo, legislativo y judicial.
Eso fue lo que me pregunté desde temprana edad y cuando tuve oportunidad de investigar la actividad de un diputado, grande fue mi sorpresa, pues muy poco de lo asentado en la constitución parece que se cumple; en primer lugar, lo escrito afirma que un diputado tiene como actividad fundamental y única, diseñar leyes en favor del pueblo que lo eligió mediante el sufragio y que resulta ganador quien acumule la mayoría de dichos votos.
La realidad del momento está muy alejada de las campañas políticas, pareciera que lo asentado en los párrafos anteriores resulta ser letra muerta, hasta el momento el contenido de las campañas de los aspirantes me desconciertan pues, nada ofrecen como propuesta de diseño de leyes, algunos se descalifican, otros contestan con réplica, ninguno habla de haber estudiado las necesidades de los ciudadanos y por ende, diseñar leyes en favor de sus representados.
Parece complejo lo que digo, pero es más sencillo de lo que parece pues,
para cada queja de los ciudadanos, existe indudablemente una solución, que bien aplicada, lograría los deseos grandes y pequeños del último hasta el gran privilegiado de estas tierras, el encontrar la felicidad cada uno a su nivel de necesidades, la fórmula es triple: Seguridad, salud y educación.
La seguridad es quizás, el punto más importante de la triada, ya que si como ciudadano obtengo seguridad de mi familia, de mis bienes, de mi trabajo, de mi descanso, de mi estudio permanente en la búsqueda de
mejores sistemas de producción y el esparcimiento familiar, la sociedad funcionaría como una máquina perfecta, como lo es el cuerpo humano y de todas las especies vivas, con la diferencia de que la naturaleza nos entrega la máquina y los medios de hacer que funcione a la perfección, sin necesidad de cobrarnos un impuesto permanente y con incrementos progresivos el resto de nuestra vida.
Es un hecho comprobado que si la ciudadanía cuenta con seguridad en su vida diaria, el panorama social es como un cuerpo sano, y se supone que
la razón de existencia de un gobierno es proporcionar seguridad como actividad primera y suprema, que garantice la convivencia y proteja a la sociedad en todo su esplendor, pero cuando falla la seguridad, todo es un sismo, entonces, quien gobierne, debe tener la capacidad de proporcionar la solución social.
La naturaleza no se equivoca, todo lo mantiene equilibrado y si en algún momento ese equilibrio se ve amenazado, ella misma encuentra la manera de regresar al equilibrio pero sin un incremento de impuestos,
simplemente coloca las piezas en el lugar correspondiente; También puede culpar a Dios si se presenta algún desequilibrio y como dicen los sacerdotes de todas las religiones: Cuando las cosas están saliendo mal, solo debemos pedir al Dios en el que creemos, que por favor “arregle” las cosas como estaban inicialmente, pero los ministros encuentran fácilmente las fórmulas adecuadas en cada asunto, solicitando la aportación “necesaria” según el caso.
La pregunta sería: ¿Cómo puedo hacer que las cosas funciones? Y la respuesta no es otra, todos tenemos que hacer lo que nos corresponde y que la actividad profesional que elegimos desde jóvenes, la desarrollemos con honestidad, es decir, con justicia, dando a cada quien lo que le corresponde, pero siempre actuando con verdad; si yo fuera diputado, en este momento ya estaría diseñando una ley que obligue al encargado de la seguridad a cumplir con el trabajo que su profesión le exija y vigilar de manera permanente que cumpla con la comisión que aceptó al ocupar el puesto en el terreno de la seguridad, lo cual implica
mover a su equipo de seguridad en el cumplimiento del deber a que se ha comprometido conforme a la ley.

En un siguiente tema explicaré a mi manera lo concerniente a la salud y la educación como complemento de este gran tema social que nos aqueja.

jueves, 5 de marzo de 2015

El tercer cielo

El tercer cielo o la piedra filosofal
Por: Julio Torres
“¡Mortal, aprende a conocerte! ¡Lo que satisface tu codicia, te seduce al instante! ¡Regresa, vuelve de tu error! ¿Cómo has podido creer, que filósofos, pasaran su existencia, buscando un metal que acarreo males? La piedra filosofal, tesoro que tantos seres humanos esperan descubrir. ¿Quieres poseer y gozar de los bienes que proporciona? Recuerda tus errores, pon en la justa balanza el bien y el mal, y verás que el peso de tus inclinaciones viciosas y extravíos excede al de tus merecimientos y virtudes.
Tenemos necesidades materiales, sociales y políticas permanentemente, pero la naturaleza nos proporciona, la conciencia, inteligencia y razón, como las herramientas necesarias que ayudan a manejar las necesidades; como si se tratara de subir una escalera al cielo, de manera metafórica, el primer escalón corresponde al primer cielo, alegórico del tribunal de la conciencia y lo caracteriza una blancura que figura la pureza de un juez incorruptible que lo preside; es nuestro ser interno, al que no podemos engañar.
Seguimos un camino ascendente y estamos ahora subiendo el segundo escalón, o el segundo cielo, en el tribunal de la inteligencia, ahora son las necesidades sociales, para eso es que nos han entregado un paquete de inteligencia, como herramienta al subir a este cielo que recibe los emblemas de las necesidades sociales, resulta claro entender que sin inteligencia difícilmente podemos conducirnos social mente de manera adecuada con nuestros semejantes, el segundo cielo es quizás el emblema del comercio, que da salida a la riqueza acumulada y fecunda con su actividad el más árido desierto.

El tercer cielo, el tribunal de la razón, ¿Cree usted como muchos, en su orgullo insano al pensar que por sus venas corre sangre de Césares o de nobleza más pura y acrisolada, ha nacido con un título de dominador de sus semejantes? Lo anterior responde a una forma sencilla de comprender los tres niveles ocupados por cada uno de nosotros en el engranaje social, todos experimentamos necesidades y una forma de resolverlas es mediante la comprensión de los escalones de los cielos; las necesidades materiales se resuelven con nuestra conciencia, las sociales con nuestra inteligencia y las políticas con la razón. La piedra filosofal es el símbolo de los sueños, pues sin ellos nada se puede emprender, y entonces mejor, aprendamos a seguir nuestro sueño.