lunes, 17 de enero de 2011

Masonería y reflexiones

Por: Julio Torres

El primer paso hacia la búsqueda de la verdad es forzoso que se lleve a cabo de forma aislada, y para ello que mejor que hacerlo en un recinto aislado que bien podemos etiquetar como si fuera un cuarto de reflexiones.

Solo de esa manera se puede ingresar al yo interno, hay quien afirma que la mejor manera de penetrar al yo interno solo se logra cuando se enfrenta a la muerte.

Muchas son las historias narradas por personas que se han visto cerca de la muerte y dicen que solo entonces entienden el secreto de la vida y de la muerte.

Pero cada una de esas personas narra la experiencia a su manera, y muchas veces sin existir convergencia entre ellas, solo coinciden en la descripción del túnel de luz.

Cierta vez un candidato a ingresar a la masonería me contó que cuando se le pidió practicar su ejercicio de reflexión, imaginó verse solo, y un vaso con agua y un pan blanco sobre una mesa solitaria.

Después de un rato, menciona que de momento se encontró rodeado de osamentas humanas y sin saber de donde surgieron leyendas relativas a la muerte.

Está comprobado que cuando una persona se encuentra ante la muerte es cuando mejor comprende la vida, tal parece que no estamos preparados para impactos como este.

La masonería es simbólica, o dicho de otra manera, el estudio masónico se lleva a cabo por medio de símbolos, así lo dejó estipulado Pitágoras con su escuela.

Ese es el punto fundamental para distinguir la enseñanza tradicional que es dogmática, con la enseñanza de la masonería que es iniciática, es decir, el masón mismo pone límites.

La enseñanza masónica se realiza por medio de mónitas, que no es otra cosa que advertencias privadas o astucia practicada con amabilidad y halago.

Desde luego que no es fácil seguir la enseñanza masónica, pues nuestra formación es eminentemente dogmática, casi desde que nacemos.

Basta con entender la doctrina que cada religión tiene prevista para cada niño que nace en esta sociedad, ya se tiene preparado un paquete de dogmas que habrá de memorizar.

Es muy interesante apreciar que la adaptación a este tipo de enseñanza no resulta fácil de inicio y los nuevos miembros esperan recibir dogmas como es su costumbre.

La velocidad de aprendizaje es manejada por cada integrante de logia, aunque en muchas logias se estila hacer exámenes, esto no es ni habitual ni general.

Cada masón avanza a su manera y a su ritmo, desde luego que muchas veces se logra subir los escalones de la masonería con efectos simples, pero nada es malo.

Se parece un poco a los exámenes profesionales, donde cuenta más la tesis presentada que lo que se pueda cuestionar, lo que se busca es que se manifieste la sabiduría.

El primer reto al que se enfrenta quien se inicia en la masonería es el trabajo para resolver la duda filosófica reconocida como la mónita del grado.

Requiere de muchos meses de estudio para poder dominar por lo menos parcialmente la nueva forma de aprendizaje, pues debe entender o razonar que la responsabilidad es personal y no de grupo.

Cuando ha superado el primer nivel, por medio de la duda filosófica, ya está listo para escalar el siguiente escalón y así hasta el final del recorrido, que le tomará más de quince años.

Pronto continuaré describiendo el camino de la verdad que se busca.

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