Por: Julio Torres.
El sueño de todo político es la búsqueda de la igualdad, como postulado de campaña, además de prometer la igualdad entre los ciudadanos de la localidad.
Atinado sería que hablaran también de la fraternidad, que unida a la igualdad, sería como dos columnas bien cimentados para sostener una estructura social fuerte y poderosa.
Solo falta hablar de libertad, que unida a la igualdad y a la fraternidad, se completa el postulado de la masonería en favor de la humanidad conforme a los antiguos usos y costumbres.
Las palabras: Libertad, Igualdad y fraternidad, han acompañado a los masones de todos los tiempos, para algunos ha sido el punto de partida en la búsqueda de la paz social.
Un engranaje social feliz, solo se concibe cuando cada uno toma posesión de lo que por derecho le pertenece, como son: La seguridad, salud y educación, en ese orden.
Insisto en que debe ser en ese orden porque la sociedad lo que primero necesita es que su propiedad sea protegida, y generar riqueza suficiente para sus necesidades.
Ampliar esa protección al resto de los ciudadanos, puede ser la mejor inversión que un gobierno debe hacer para generar la riqueza necesaria para la sociedad.
En seguida se debe atender la salud, un pueblo sano es probable que produzca riqueza con mayor facilidad que un pueblo enfermo y me refiero no solo a enfermedad orgánica.
Un pueblo corrupto es quizás más endeble que la enfermedad orgánica de sus habitantes, sobre todo cuando quien gobierna solo piensa en controlar todo, haciendo ver a los habitantes como entes incapaces de luchar por si mismos.
Cuando la salud es buena, es tiempo de dirigir los esfuerzos a la educación de sus habitantes por todos los medios conocidos.
Educación académica, social y familiar es la clave, y si es dirigida primordialmente a los habitantes en edad productiva será más efectiva.
La mejor inversión que un gobernante puede hacer, es en la educación de los niños, que serán los operadores naturales de los centros de producción en un futuro relativo.
Producir riqueza puede ser una empresa sencilla, siempre que se sigan las reglas adecuadas sobre la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Libertad para que cada quien se dedique a la actividad que conoce y domina, siempre que esta sea lícita y apegada a las necesidades de la comunidad social a la que pertenece.
Fraternidad para que el movimiento de trabajo se conduzca con la eficiencia y eficacia requerida, de manera que el resultado sea benéfica para toda la comunidad.
La igualdad es tal vez lo más importante, es el ingreso económico de acuerdo a los niveles de responsabilidad, y debe ser suficiente para cubrir las necesidades propias de cada familia.
Parece que todos los temas que tratamos sobre masonería tienen un común denominador que se resuelve por medio de grupos de tres: libertad, igualdad y fraternidad, lo mismo que seguridad, salud y educación.
Lo anterior queda marcado aquí como parte de una reflexión, que deseo permanezca grabada en lo profundo de nuestra alma.
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