Por: Julio Torres.
La masonería nunca está inventando nuevos caminos o nuevos conceptos, la masonería posee una antigüedad suficiente y su filosofía está probada desde hace más de cinco mil años lo que nos permite regresar el tiempo de manera filosófica.
Recordarán el acertijo: ¿Cuál es el animal que camina a cuatro patas por la mañana, sobre dos patas a medio día y sobre tres patas al anochecer?
Con este acertijo la esfinge, un monstruo con cabeza de mujer, cuerpo de león, cola de serpiente y alas de águila, custodiaba la entrada al reino de Tebas en la saga mítica.
Se cuenta que cuando alguien intentaba entrar o salir debía responder y acertar, en caso contrario, resultaba devorado por la esfinge.
En muchos casos, quienes franqueaban al guardián debían hacer uso de su ingenio y demostrar que eran dignos y solo así la bestia les permitía acceder a sus valiosos secretos.
Esos secretos debemos entenderlos como acceso al conocimiento, porque los dioses egipcios eligieron la combinación de león y hombre como el guardián del umbral, que comunica nuestro mundo con el reino de los muertos.
Se comprende que solo una criatura tan espantosa podría evitar que algún ser vivo conociera los secretos del infra mundo.
La masonería entonces, retoma este acertijo para mostrar a los aprendices el proceso humano que todos debemos vivir y comprender, y lo que la orden trata de evidenciar en función del crecimiento masónico.
Cuando ingresamos a la orden sabemos que la masonería se vale de símbolos para mostrar lo que nos quiere decir y mediante el acertijo resulta muy sencillo comprender que ingresamos como niños que no saben caminar en dos pies.
Con el correr del tiempo acumulamos experiencias y conocimientos que nos permitirán deambular con los dos pies y poco a poco la experiencia nos permitirá correr inclusive.
Llegará el tiempo en que habremos de ayudarnos con un bastón para evitar una caída que nos provoque un daño innecesario que nos envíe confinados a una silla con ruedas o a una cama de hospital.
Por medio de símbolos se comprende que al acumular años de vida, acumulamos también experiencia en una diversidad de conocimientos, que podemos poner en práctica para beneficio personal y de nuestras familias.
En logia se amplía este tema de manera simbólica y paulatinamente el masón comprenderá que todo el trabajo siempre esta encaminado a entenderse a sí mismo.
Cuando ese momento llega, es cuando el masón esta preparado para poder entender a sus semejantes, como si entonces llegara a una edad adulta.
Aprendiz, compañero y maestro es el camino que debemos recorrer para encontrar nuestra verdad y después aceptarla.
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