lunes, 29 de agosto de 2011

Ideas unidas


Virtud y vicio, dos conceptos que parecen tan distintos y tan cercanos a la vez que por mucho que se quieran analizar por separado, siempre se encontrarán en un punto que nos dejará más dudas y más preguntas por contestar.

Muchas veces se ha escuchado que una persona es virtuosa y que por ello debe aceptarse su forma de comportarse como ejemplo para las generaciones posteriores como parte de un deber social ya establecido.

Los diccionarios ofrecen bastantes respuestas para describir el concepto virtud y me temo que esa es la causa por la que muy fácilmente produce en los seres humanos una confusión y sobre todo cuando es utilizado por clericales.

De igual manera, cuando se trata de describir el concepto de vicio, los diccionarios ofrecen muchas interpretaciones que no siempre se van a ajustar puntualmente a la descripción que se hace cuando afirmamos que alguien es vicioso.

Ambos conceptos resultan un tanto complicados de analizar para que sirva a todos la explicación y esto, por lo general nos lleva al análisis personal que no siempre estará libre de una descripción con matices de fanatismo.

Pienso que es tan pequeña la distancia entre virtud y vicio que bien vale la pena tratar de encontrar una definición para cada uno y que resulte sencillo entender a que se refiere cada concepto en su máxima expresión para discernir sobre él.

Si reconsideramos que vicio solo es la necesidad de contentar nuestros gustos o aficiones, creo que puede entenderse de manera más simple, si la necesidad de contentar ese gusto o esa afición nos “obliga” a cumplirlo a costa de cualquier precio.

Ese “a cualquier precio” es lo que determina que estamos frente a la manifestación de un vicio, y eso precisamente es lo que tratamos de mostrar para que con las herramientas necesarias se pueda controlar dicho vicio.

Cuantas veces hemos escuchado “tengo vicio por leer” tratando de manifestar un buen hábito, y quizás ser considerado un virtuoso de la lectura, pero como dije antes, es tan pequeño lo que media entre el vicio y la virtud, que, sin remedio quedará como vicio.

Con la virtud sucede lo mismo, muchas veces una persona lleva en sus bolsillos una buena cantidad de monedas para poco a poco entregarlas a los necesitados que se acerquen y de esa forma contentar su necesidad de ser virtuoso.

Es por eso que el ser humano se confunde fácilmente tratando de comprender que es lo que debe hacer para ser considerado un ser virtuoso y libre de todos los vicios.

Mucho es lo que se dice en torno a estos temas, pero quiero simplificar con la mejor de las intensiones, basta dejar asentado que ambos conceptos: vicio y virtud, casi siempre aparecen juntos porque en los dos, siempre se justifica la necesidad de satisfacer nuestra necesidad para sentirnos bien.

El mejor consejo será que tratemos de dominar ese deseo de contentar los vicios y las virtudes aunque no se erradiquen, pero que sean controlados, y una vez controlados es más fácil conservar la fe en los ideales con la esperanza en realizarlos por el bien de la humanidad.

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