Por: Julio Torres.
Mi señor, ayúdame a decir la verdad
delante de los fuertes y a no decir mentiras y con ello ganarme el aplauso de
los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón,
si me das éxito, no me quites la humildad, si me das humildad, no me quites la
dignidad, ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes
inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo, enséñame a querer
a la gente como a mi mismo.
No me dejes caer en el orgullo si
triunfo, ni en la desesperación si fracaso, más bien, recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo, enséñame que perdonar es un signo de
grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas
para aprender del fracaso, si yo ofendiera a la gente, dame valor para
disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
Señor: Si yo me olvido de ti, nunca te
olvides de mí.
Pareciera increíble que un hombre que
pudo escribir la oración anterior hubiera caminado por muchas tierras de este
planeta, un hombre que no perdió la fe en la humanidad, reflexionando en el
mañana, cuando tal vez al sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que
fuimos derrotados y sin atrevernos a decirles que viven así porque no nos
animamos a pelear.
Ese hombre fue nada menos que Mahatma
Gandhi.
Martin Luther King declaró: “Cristo nos
enseñó devolver bien por mal y Mahatma Gandhi nos demostró que ese principio si
era operativo”.
Muy grande es el legado que Gandhi nos
heredó al partir, pero dejó consejos como el siguiente: “humildemente me
esforzaré en amar, en decir la verdad, en ser honesto y puro, en no poseer nada
que no me sea necesario, en ganarme el sueldo con el trabajo, en estar atento
siempre a lo que como y bebo, en no tener nunca miedo, en respetar las
creencias de los demás, en buscar siempre lo mejor para todos, en ser un
hermano para todos mis hermanos”.
“estoy absolutamente convencido de que
ningún hombre pierde su libertad sino por su propia debilidad, en materia de
consciencia, la ley de la mayoría no cuenta, tu debes ser el cambio que quieras
ver en el mundo, primero, ellos te ignoran, más tarde se ríen de ti, luego, te
hacen la pelea y entonces, tú ganas, no hay camino para la paz, la paz es el
camino”.
He dejado para el final seis de sus
pensamientos que encierran tal vez el epilogo de su sabiduría: “Cuida tus
pensamientos porque se volverán palabras”
“Cuida tus palabras porque se volverán
actos”
“Cuida tus actos porque se harán
costumbre”
“Cuida tus costumbres porque forjarán tu
carácter”
“Cuida tu carácter porque formará tu
destino”
“Y cuida tu destino, será tu vida”
Los pensamientos y reflexiones de Gandhi
son mucho más extensos, en este espacio he tratado de agrupar algunos de ellos
no porque sean los mejores, sino porque son los que he podido integrar en este
momento que espero sean suficientes para exaltar esa gran figura que fue
Gandhi.
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