Por: Julio Torres.
Un ángel llega y se
hace cargo de una nueva vida que ha estado modelando con todo cuidado y cariño
una madre, como muchas o casi todas las que existen sobre la tierra, pero
habremos de recibir a ese ángel que viene con la misión de vigilar y proteger
esa nueva vida, y que el trabajo escultural sea lo suficientemente efectivo,
así lo ordenan los cánones divinos, desde el día en que un esperma elegido
penetra en un ovulo determinado dando inicio a un nuevo milagro de vida.
Sabemos que dentro
del vientre materno ocurre ese milagro de vida por medio de muchos eventos
previstos con una precisión asombrosa, paulatinamente modelan una escultura que
después de algunos meses dejará de ser dependiente del “jardín del Edén” donde
se encuentra, luego será expulsada y comenzará a enfrentar y resolver los
problemas que implica la vida de este mundo en el que todo tiene una forma.
Con la tecnología de
este siglo es muy fácil observar lo que ocurre dentro del vientre materno, aún
con los avances tecnológicos actuales el evento del embarazo sigue
sorprendiendo a chicos y grandes, se percibe como una fantasía cinematográfica
en quienes carecemos del conocimiento médico mínimo.
Llegado el momento
de ingresar a este mundo, suele ocurrir frente a muchas personas como si se
tratara de una comisión de recepción, aunque en ciertos casos el nacimiento
ocurre de manera solitaria, como si desde ese momento se decretara enfrentar
los conflictos de vida de manera personal y sin ayuda de sus iguales.
Algunos tienen la
fortuna de alimentarse desde el primer momento por medio de la madre, siendo
tratados con toda la ternura y todo el amor que solamente ellas pueden dar, lo
que es calificado como un excelente ingreso a este mundo fabuloso, aunque
algunas veces nos quejamos de nuestra suerte o mala fortuna, casi nunca
agradecemos las bondades con que nos obsequia el comité de recepción.
Otros enfrentan
desde el primer momento situaciones de riesgo pues por causa desconocida o con
cierta lógica, esos recién nacidos son colocados en aparatos especiales que
regulan temperaturas que no fue posible obtener durante el embarazo, además de
obtener las primeras dosis de alimento por medios artificiales.
Se hace necesaria
una vigilancia especial hasta el momento en el que el recién llegado pueda
valerse por si mismo en función del proceso de alimentos, en caso de suerte
contraria, el trabajo realizado por el esperma elegido, con el trabajo restante
del milagro de vida, resulta triste simplemente, el llegar a esta vida con
muchas deficiencias redunda en la pérdida de la vida que tanto trabajo
requirió.
Cuando se conecta la
piel de la madre con la del bebé pareciera que se realiza una comunicación muy
especial, hay quien asegura que una mamá es capaz de identificar la textura de
la piel de su hijo como lo hace con el tono de voz de entre voces de muchos
niños de la misma edad sin temor a equivocarse, de igual manera el niño
distingue el olor de mamá, así como su voz, yo no se si lo que digo tiene
fundamento científico, solo afirmo que eso lo he visto en muchos lugares, cada
niño y cada mamá se identifican mediante una técnica que no conozco.
Una mirada como esta
nos invita a una retrospectiva del proceso espermatozoide, ovulo, gestación y
nacimiento, que como una gran fábrica, la participación de miles de operarios
hicieron posible que se dibujara esa mirada, esa sonrisa, esa vibración que interpretamos
como amor, nada justifica que ese trabajo se destruya solo por las debilidades
humanas de cualquier índole.
Creo que puede ser
conveniente regresar a ese ángel que llega con la consigna de cuidar y guiar a
ese nuevo ser humano, que tiene la tarea de cumplir con una lista de
actividades que habrá de realizar durante un tiempo determinado, y evitar en la
medida de sus posibilidades que esa vida se termine antes de tiempo, por
iniciativa propia o por agentes externos, pero que debe cumplir puntualmente
como fue diseñado y de esa forma entregar cuentas a quien haya que entregarlas
en el momento y lugar destinado y poder declarar, he cumplido con mi trabajo,
para eso he llegado.
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