Experimento un enojo
supremo cuando quiero decir no y sin conciencia lícita digo si, eso me produce
un sentido irresponsable con malestares orgánicos, internamente sabía que debía
decir no, pero no lo pude corregir y pronuncié un si, comprendo que durante
mucho tiempo sufrí la pesada carga de la indecisión, un día encontré la
herramienta adecuada y pude decir no, de eso quiero hablar en este momento.
En algún lugar
encontré este principio: “Entre la confusión y la claridad” existe una
distancia muy pequeña, eso le convierte en el centro del conflicto, cuando se
toman grandes decisiones malas se crean grandes problemas malos, inclusive
costosos. Con el fin de pensar más en este asunto decidí caminar por un jardín
que hacía tiempo no disfrutaba, llegué hasta una banca típica, decidí
descansar, resultó tan gratificante el sentarme y admirar el paisaje, comprendí
entonces que hacía mucho tiempo que no disfrutaba de la naturaleza, logré
percibir miles de respuestas sobre el problema, pero todo era muy confuso.
Cuando recobré la
calma, descubro que me acompañaba en la misma banca un hombre de mucha edad que
al verme con aspecto de pregunta, simplemente examinó la causa de mis
problemas, con desconfianza le describí mi desazón y como si hubiese escuchado
mis pensamientos, de manera directa me dice: Lo que te ocurre es que debes
aprender a tomar decisiones buenas, lo puedes conseguir fácilmente.
Muy sencillo, me
contesta con firmeza, que pasa cuando quieres tomar un poco de agua, lo haces
en un recipiente vacío, si quisieras hacerlo en un recipiente lleno, lo más
seguro es que se derrame el nuevo líquido, así acontece con las decisiones,
generalmente decretamos medidas tomando como punto de referencia algún dato que
ya se encontraba en la memoria, eso es lo que desvirtúa la idea, induciendo una
mala decisión.
Cuantas veces ocurre
que se descompone el auto y acudes con el mismo mecánico porque ya lo conoces y
la reparación resulta buena de momento, pero al día siguiente vuelve a fallar,
decides entonces volver con tu mecánico de confianza y una nueva falla se presenta,
todo porque no conoces a nadie que lo haga mejor, es decir, estas cometiendo el
mismo error, provocando costos innecesarios, ¿te das cuenta que el problema
solo es aprender a tomar buenas decisiones?
Un sistema es lo
único que necesitas, como en todas las actividades de la vida, primero debes
utilizar la cabeza y formar preguntas de sondeo, si lo haces junto con el
corazón, encontrarás mejores respuestas, utilizar un sistema siempre es mejor
porque reiteradamente produce mejores resultados, incluso si se cometen
errores, aprender a decir si o a decir no, es tan simple que solo debes pensar
si lo estas haciendo por una necesidad verdadera.
Por sistema, debes
valorar si se trata de una verdadera necesidad, luego, juzgar si es prioritaria
y finalmente concluir sí o no, esto se parece a la recomendación “escucha a tu
conciencia” porque ese “escucha a tu consciencia” equivale simplemente a poner
en armonía cerebro y corazón, ellos siempre encuentran la respuesta exacta, son
dos órganos que actúan unidos en este tipo de conflictos, piensa que si dices
si cuando lo que quieres es decir no, es un acto de inconsciencia.
Cuando ajustamos una
decisión solo en lo que necesitamos, la decisión se vuelve sencilla, nos hace
sentir prósperos o realizados, es cosa de preguntarse: ¿Deseo esto o lo
necesito? Si lo deseas solamente, tendrás problemas, pero si persigues
necesidades verdaderas, resulta extremadamente efectivo porque tomas mejores
decisiones, graba en tu cerebro lo siguiente: ¿Qué deseas hacer? Y cuando estés
seguro, simplemente di sí, en caso de ser necesario, di no si solo se trata de
un deseo, acude a tu consciencia, ella es el punto de equilibrio entre el si y
el no.
Unos minutos fueron
suficientes en la reflexión del si y el no, cuando trato de cuestionar
nuevamente al compañero de banca, éste había desaparecido, pero dejó una nota
con la leyenda: Recuerda, si es necesario, lo mejor es decir si, pero si solo
es un deseo, el no es preferible, de esa forma evitarás problemas, piensa en el
concepto consciencia, ella es y será tu mejor consejera, unir el poder del
pensamiento al poder del corazón siempre tropezarás con la mejor decisión,
puedes bautizarla como decisión espiritual, si te resulta más sencillo o
simplemente un acto de conciencia favorable, espero que el consejo haya
cumplido.
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