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martes, 21 de enero de 2014

Evolución fanática

filosofía,arte,ciencia,cultura
El fanatismo ha sido desde tiempos remotos el resorte dominante en los seres humanos, capaz de modificar, destruir, aniquilar familias y hasta sociedades en su totalidad, ha sido suficiente que un líder piense que la sociedad debe “cambiar”  y diseña soluciones que finalmente se van a convertir en mecanismos opresores, eliminando la libertad de pensamiento junto con la pérdida del sentido común, entregando a los seres humanos al poderío dictatorial, con las consecuencias nefastas que toda dictadura ha demostrado.
Algunas veces, las dictaduras han logrado avances importantes en todos los sectores, casi puedo afirmar que los dictadores son necesarios, pero las leyes naturales indican  la observancia de los tiempos, es decir, que toda dictadura debe mantenerse un tiempo determinado como parte de un ciclo social, de otra forma tienden a convertirse en mecanismos de represión que de ninguna manera resultan benéficos a sus iguales.
En el siglo pasado, en el mundo surgieron todo tipo de dictaduras, pero en este siglo ha surgido una dictadura que ya podemos calificar de fanatismo, esto es, que lo que se desarrolló como un beneficio tecnológico en bien de la humanidad, poco a poco se ha convertido en fanatismo cruel y despiadado sobre todo en la juventud, bautizaré entonces dicho fanatismo como la “evolución fanática.
Los teléfonos “celulares”, que tanto beneficio otorgan a la sociedad
moderna, se han convertido en el fanatismo más peligroso que las creencias religiosas o profanas que nos invadieron en el siglo pasado, mucho daño causaron en su momento, se apoderaron del pensamiento y alma de personas bien intencionadas, sin sentirlo crearon desconcierto en todos los medios sociales a su alcance, tampoco las personas mal intencionadas pudieron salvarse ante los
embates del fanatismo.
Hoy en día el teléfono celular ha provocado un cambio social, es decir, aunque las personas se reúnan a comer, cenar o una charla de café, con tristeza se observa que cada integrante de esa reunión, tal vez sin sentirlo, se aísla con su aparato de comunicación y finalmente nadie  puede iniciar una conversación como antaño, hoy, cada persona ejerce su propia comunicación  con gente “invisible” al resto de los allí reunidos.
A lo largo de la historia humana, hemos escuchado la necesidad de conseguir la libertad, pues consideramos que los gobiernos quieren mantenernos oprimidos, o los dirigentes religiosos en todas las creencias intentan lo mismo, aunque los métodos sean distintos, el objetivo principal es lograr el domino de acción y pensamiento, lo cual se sabe que por medio del fanatismo se puede lograr con bastante éxito, derrocando imperios o creando nuevos.
Increíble resulta darse cuenta que un diminuto aparato receptor telefónico, hijo legítimo del presente siglo, haya logrado en poco tiempo, dominar el pensamiento de millones de seres humanos en todo el mundo, a pesar de la complejidad religiosa, social, sexual y económica, hasta la manera de entendimiento en la  niveles sociales con la diversidad de idiomas, este aparato ha logrado integrar una especie de idioma universal no imaginado hace apenas unos 20 años.
Como ha ocurrido en todos los tiempos, es la juventud quien alimenta este tipo de conflictos, es triste verificar que en las reuniones familiares son los jóvenes quienes buscan la clave de la conexión a Internet o terminan destruyendo la reunión argumentando que no tiene sentido prescindir del beneficio del Internet, tal vez habríamos de investigar cómo se pueden construir pozos sin fondo y sepultar el fanatismo “celular” y levantar templos adecuados en pro de las virtudes de la buena reunión familiar.

En un ambiente donde religión y política parecen estar estrechamente vinculados, luchando por expandir sus territorios, que benéfico les ha resultado el uso del “celular”, ya no es necesario “adoctrinar” con el fin de conseguir adeptos, ahora subir al “trono” es cosa sencilla, pues los jóvenes se encuentran demasiado ocupados en la comunicación con los seres invisibles, su mundo parece ser maravilloso, pero, no imagino la forma de vida dentro de 25 años, pero no importa, ellos, los jóvenes serán viejos entonces, y también entonces quizás encuentren
la solución al conflicto de este fenómeno, “la evolución fanática. 

sábado, 11 de junio de 2011

Masonería y el fanático

mejores hombres para cada actividad social

Por: Julio Torres

Fanático es aquel que defiende apasionadamente una postura ideológica o una opinión cualquiera y adquiere el nivel de fanatismo cuando se apoya de manera desmedida una causa.

Apoyar o defender una idea no es malo, solo cambia el concepto cuando apoyamos dicha idea de manera exagerada, esto es, cuando agrandamos la forma de ser ante esa idea.

Muchas veces ocurre que el fanático de un cantante, músico o artista en cualquiera de las bellas artes, exagera la forma de comportarse ante él, cruza entonces la línea invisible que define al admirador del fanático.

Otra modalidad del fanatismo es sin duda la adoración a los dioses, a los santos o a cualquier manifestación religiosa, cuando se agranda la dimensión que cada deidad posee en verdad.

Al renglón fanatismo la masonería le tiene una y muchas recomendaciones, la masonería sabe, que ese es uno de los primeros enemigos a vencer por todo neófito que ingresa a la orden.

Vicios y pasiones, es lo que caracteriza a todos los seres humanos porque desde que nacemos, nuestros padres nos indican que hacer, que no hacer o como hacerlo.

De acuerdo a lo que a ellos les inculcaron desde la cuna, lamentable es que tengan que entregarnos a una serie de vicios y pasiones coronadas con fanatismo.

Cuantas veces hemos escuchado: tengo vicio de la lectura, si desde ese instante ya se auto califica como un vicioso de la lectura, indudablemente que estamos ante un vicioso.

En el mismo tenor nos declaran: soy un fanático de la lectura, en este ejemplo pareciera utilizar un sinónimo y el resultado es el mismo, ser fanático sigue siendo una exageración.

Entonces, fanatismo, vicio y pasión, están más ligados de lo que imaginamos,  ahora luchamos contra tres enemigos convertidos en uno solo, pero muy peligroso.

Recomendación importante de la masonería indica que, se deben levantar templos a la verdad, cavar pozos sin fondo a los vicios, dominar las pasiones y guardar silencio.

Que cerca nos encontramos de todos estos asuntos desde que nacemos, y parece que ni enterados estamos, vemos con naturalidad el fanatismo de nuestros padres ante lo divino.

A su vez, ellos lo heredaron de sus padres y eso es lo que hace más peligroso el continuar con esa serie de cosas heredadas, parece que la obediencia la cumplimos como ovejas.

La liturgia masónica declara que: para no sucumbir ante el fanatismo, el vicio y la pasión, se hace necesario volverse albañil, es decir, masón, y construir esos templos a la verdad.

Esos pozos sin fondo a los vicios y a las pasiones, deben ser muy profundos, para que nada ayude a que esos vicios y pasiones salgan a la superficie, que se queden hasta el fondo, enterrados.

Aprendemos a guardar silencio, solo con esa disciplina de silencio, podemos analizar cada uno de los asuntos que la vida nos entrega y no decidir de inmediato a lo que en verdad no entendemos.

A lo anterior se le conoce como duda filosófica, que indica la necesidad de dudar de todo aquello que no conocemos y aunque lo conozcamos parcialmente, la sugerencia es dudar, siempre dudar y analizar.

Esto es lo que el masón reconoce como la  mónita del primer grado de la masonería, la duda filosófica, que recomienda analizar todo cuanto nos dicen, antes de tomar alguna decisión.

Mónita significa astucia practicada con amabilidad y halago, entonces, la masonería sugiere que todo cuanto se deba tratar en logia se trabajará por medio de mónitas, o sea, con astucia y amabilidad.

Con astucia y amabilidad se busca manejar el fanatismo, para que nos cause el menor daño posible, de otra suerte puede hacer equipo con los vicios y las pasiones, lo cual no será agradable de ninguna manera.