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martes, 22 de febrero de 2011

Masonería y los misterios

Por: Julio Torres

Cada uno de los pueblos antiguos tenía una o varias salidas de sus misterios, de manera que nos ocuparemos de ellas  solo como curiosidad histórica.

En esos pueblos antiguos como el maya, egipcio, griego y demás, en todos aquellos misterios había dos doctrinas, una pública y otra privada, y en esta, la privada se dividía en dos, simbólica y secreta.

La doctrina simbólica, es entregada al iniciado con el trabajo de comprenderla, y la otra al ser secreta solo se revela hasta después de comprobar que es hombre discreto, prudente, instruido y virtuoso.

Nosotros, descendientes de aquellos iniciados, dividimos nuestras doctrinas en tres partes, la primera durante la ceremonia de iniciación, le informamos de la segunda al neófito, pero solo de manera parcial, para obligarlo a investigar.

No avanzamos a le tercera hasta asegurarnos que ha aprendido su liturgia y que nos convenza plenamente de la discreción, prudencia e instrucción.

Durante el estudio litúrgico, hemos analizado que siempre somos unos niños para el estado, pues la mayor parte de las veces los gobiernos se atribuyen todo respecto a la educación.

Analizando un poco más a fondo encontraremos la causa, descubrimos sin dificultad que la mayor parte de las veces no son los gobiernos los culpables.

Lo que pasa es que encuentran gente dócil, que se deja gobernar como si fueran rebaños, pues encuentran ignorancia, apatía y egoísmo en los ciudadanos.

Lamentable es que por fuerza tienen que torturarlos, y hacerlos marchar aun a su pesar, todo el que tiene el mando tiende casi siempre a la tiranía.

Las condiciones óptimas para dominar a un pueblo, se presentan cuando ese pueblo esta formado por ignorantes, apáticos y egoístas.

La masonería quiere antes que todo que las masas se eduquen, de manera particular y colectiva, pues los pueblos ilustrados no consienten a los tiranos.

De nada sirve a los buenos gobernantes, poseídos de las más sanas y sabias disposiciones si sus gobernados, lejos de ayudarlos, se opusieran a ellas.

La ignorancia no permite comprender, cuando una disposición es positiva o cuando es negativa, porque su apatía y egoísmo lo encierra en un círculo de pereza e indiferencia.

La masonería impone a sus miembros el deber de ser hombres libres y virtuosos, pero esa libertad no es la del egoísmo y de la resistencia a las leyes, ni a las disposiciones que los gobernantes dan en virtud de esas leyes.

La masonería exige de sus miembros el mejor respeto a la ley y a los magistrados, pero también establece como un deber sagrado el instruirse y el instruir a los demás hasta donde alcancen sus fuerzas.

Se entiende que en la antigüedad, todos o la mayor parte de los conocimientos, se transmitían por medio de misterios, posiblemente por la ignorancia que prevalecía en la gente.

Solo unos cuantos tenían acceso a la educación, y los mecanismos de reconocimiento profesional estaban en un nivel arcaico, actualmente la masonería, hace uso de todos los simbolismos para transmitir esos conocimientos.

Dichos conocimientos, se comprenden mejor viajando al pasado, y al presente de manera alternada, lo cual garantiza la comprensión, del proyecto masónico a favor de la humanidad.

lunes, 14 de febrero de 2011

Masonería y los misterios

Por: Julio Torres

Iniciado en los grandes misterios  de Egipto, Pitágoras era demócrata desde luego por su origen griego y por su instrucción.

Pitágoras poseía una sencillez primitiva sometiéndola a los grados de aprendiz y de orador, sinónimo de estudiante y compañero.

Exigía cinco años de continua disposición y de privados ejercicios antes de tomar la palabra o de subir a la tribuna, quería profundidad de conocimientos.

El talento de persuadir con una razón severa, convencía a los oyentes de tal manera que sus discípulos inculcaron en las masas los principios de igualdad de derechos con el pueblo romano.

De su escuela pitagórica, se sacaron los que llama la historia “tribunos del pueblo”, Jesús dio el título de “apóstoles” y los envió a proclamar los derechos de de los hombres al mundo entero.

La dolorosa experiencia de la Grecia, que moría por haber rehusado entrar a la comunidad política con las otras naciones y el palpitante ejemplo de la grandeza de Roma.

Roma realizaba la unidad administrativa y militar del territorio, por seguir el sistema contrario, le convencieron de que la evolución se esteriliza limitada en el tiempo.

Circunscrita en el espacio o reducida a la identidad geográfica, y previendo la caída del coloso en la orgía del desenfreno, quiso afiliar todas las generaciones y todos los países.

Haciendo a los hombres hermanos y por consecuencia libres e iguales, teniendo por patria al mundo, por ley la razón y por padre al omnipotente.

En la terrible lucha por el trono, despojan al pueblo y los descendientes de los magos, alzaron la tribuna al norte y al sur de Europa, y la esclavitud se convirtió en servidumbre.

Se creó una corporación magnifica del progreso en aquella época de espanto en que, desencadenadas las pasiones se adoraba a Dios, como entre los salvajes, por el terror de la amenaza, o la gratitud del beneficio.

Al salir del feudalismo y al constituirse los parlamentos, se aprecio más que nunca el poder de la palabra y como el clero se había apoderado de la cátedra, postraron al mundo a los pies del cesar.

La masonería levantó de nuevo la tribuna para probar que todos eran hombres, y el vasallaje sucedió a la servidumbre, aguardando el día en que todos serían iguales, todos soberanos.

El tiempo se ha encargado de hacer muchos cambios, inclusive se estableció el título aristocrático de “maestro ad vitam”, que se interpreta como “venerable gran maestro de todas las logias simbólicas”.

Habilitado como árbitro supremo de la orientación de los trabajos, fundaba templos, los suspendía o cerraba.

Si la lisonja, la vanidad, el orgullo y la intriga, patrimonios de la flaqueza humana, no hubieran presidido la colación de ese grado, los soberanos personajes de la masonería serían grandes pilares de nuestras logias.

Lo verdaderamente valioso sin duda es el legado de Pitágoras, que a pesar de los cambios que muchos hayan tratado de aplicar, los principios pitagóricos siguen y seguirán vigentes por mucho tiempo mientras exista una logia sobre la tierra.