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jueves, 14 de julio de 2011

Masonería transforma la vida.


Por: Julio Torres:

Transformar o Transmutar se convierte en un hecho maravilloso a nivel personal y en nuestro ser interno somos conscientes de la forma como se comporta el universo.

Transformar se convierte así en la palabra más importante en la filosofía masónica porque el fenómeno ocurre desde el momento en que un candidato ingresa a una logia.

Esa transformación se aprecia desde el ingreso, algo sucede en la forma de comportarse de un ser humano antes y después de ingresar, así lo manifiestan sobre todo los amigos y parientes del aprendiz de masón.

En cierto sentido se puede afirmar que la vida del aprendiz se transforma de manera voluntaria o involuntaria, pero la razón no es algo poco usual, simplemente se trata de un cambio.

Muchas veces se habla de la palabra perdida como si se tratara de algo muy oculto y que por ende nadie que no sea masón debe conocer, sin embargo, creo que no se trata de descubrir esa palabra, se trata de comprender el mensaje.

Desde el ingreso se entrega al aprendiz un gran paquete de información que por la cantidad de datos muchas veces resulta imposible de digerir con rapidez, pero poco a poco se comprende.

En adición, se le indica a ese aprendiz que debe tratar de conocerse a sí mismo antes que tratar de navegar por los terrenos de la filosofía, porque corre el riesgo de perder la dimensión de las cosas de la vida.

Más importante que buscar palabras va a ser encontrar técnicas que le permitan descubrir la verdad para beneficio propio.

Debe entender que en orden cronológico es fundamental entenderse a sí mismo, y de esa forma puede aspirar a conocer a las demás personas y que en tanto no entienda a sus semejantes, difícil será conocer al gran arquitecto.

Se entiende entonces que ese proceso de transformación va tomando paulatinamente cada uno de los aspectos de su vida, que le permitirán conocerse a sí mismo.

Claro que no es fácil aceptar lo que descubrimos de nuestra persona, pero debemos enfrentarlo con entusiasmo y con inteligencia, es posible que ese sea el primer paso.

La verdad, cualquiera que esta sea, siempre duele y mucho pero es la verdad al fin por increíble que parezca, pero esa es la verdad.

Es por eso que en artículos anteriores he recomendado colocarse frente a un espejo con el objetivo de ver si somos capaces de resistir nuestra verdadera personalidad.

De manera que considero que el primer gran paso no solo en la masonería, sino en la vida cotidiana es la aceptación que logremos hacer de nosotros mismos.

Cuando hemos aceptado lo descubierto al vernos en el espejo, es cuando habremos encontrado el misterio de la masonería, la transformación.

Creo que resulta sencillo entender que cuando logramos entendernos y descubrirnos a nosotros mismos, se cumple la transformación de la vida, el gran secreto. 

domingo, 24 de abril de 2011

Masonería y la transformación

Por: Julio Torres

La masonería a través de los años, ha implementado métodos de estudio, para llegar a la optimización del conocimiento en todos y cada uno de los temas que la humanidad necesita.

Una piedra cualquiera puede modificar su forma por medio de los elementos, cuando estos se mueven conforme a los procesos naturales o extremos, pero si un ser humano decide cambiar su forma, el resultado es distinto.

Cualquier piedra, en manos de un escultor, resulta una obra de arte, pues dicho escultor antes de dar el primer golpe con el cincel y el martillo, en su mente ya existe la forma que debe tomar esa piedra.

Un hombre desde que se inicia en la masonería, entiende que todo es simbólico, y que se le entrega desde su inicio dos herramientas fundamentales: un cincel y un martillo.

La explicación que se le hace al iniciado es en el sentido de que recibe esas herramientas para esculpir una piedra en bruto, o una piedra bruta, y convertirla en una piedra hermosa.

Esa piedra va a adquirir lados iguales perfectamente trabajados, que van a ser la envidia de las otras piedras, que no han tenido la oportunidad de ser esculpidas con destreza y sabiduría.

Comienza a dar los primeros golpes, lo más seguro es que al principio resulten bastante malos o irregulares, pero al paso de los días, el desbaste se va afinando hasta ser perfecto.

Lo interesante es que de momento, el iniciado no sabe donde conseguir una piedra lo suficientemente irregular, para comenzar a utilizar la herramienta que han puesto en sus manos.

Pero, sorpresa, cuando le indican que la piedra que va a desbastar es él mismo, en efecto, todos cuando ingresamos a la masonería somos eso, una piedra en bruto, o una piedra bruta.

No importa que calificativo le demos, bruto o bruta, lo que importa es entender que por mucha preparación académica que ostentemos con nuestros títulos, somos piedra.

Resulta entonces que así como se nos entregan un cincel y un martillo, para iniciar el trabajo con nuestra piedra, o sea con nosotros mismos, también se nos permite usar una regla para medir el desbaste.

No es difícil entender que cuando iniciamos el trabajo en nosotros mismos, importante es que ya se tenga una idea puntual de la forma que queremos dar a nuestra piedra.

Ahora entendemos que vamos a convertirnos en constructores de ideas, constructores de formas, constructores de edificios que contengan la verdad, simplemente masones.

Porque al ser parte de la especie capaz de transformar, ninguna empresa y ningún objetivo resulta  imposible de lograr, porque ahora entendemos que somos parte del proyecto divino.

Ahora entendemos que los instrumentos a manejar son: El martillo, el cincel y la regla, que significan la fuerza subyugada por la inteligencia y el orden.

Con esos instrumentos haremos honor a nuestra especie transformadora de todo cuanto pongan en nuestras manos, para bien general de la orden, de la humanidad y de nosotros en lo particular.