domingo, 24 de abril de 2011

Masonería y la transformación

Por: Julio Torres

La masonería a través de los años, ha implementado métodos de estudio, para llegar a la optimización del conocimiento en todos y cada uno de los temas que la humanidad necesita.

Una piedra cualquiera puede modificar su forma por medio de los elementos, cuando estos se mueven conforme a los procesos naturales o extremos, pero si un ser humano decide cambiar su forma, el resultado es distinto.

Cualquier piedra, en manos de un escultor, resulta una obra de arte, pues dicho escultor antes de dar el primer golpe con el cincel y el martillo, en su mente ya existe la forma que debe tomar esa piedra.

Un hombre desde que se inicia en la masonería, entiende que todo es simbólico, y que se le entrega desde su inicio dos herramientas fundamentales: un cincel y un martillo.

La explicación que se le hace al iniciado es en el sentido de que recibe esas herramientas para esculpir una piedra en bruto, o una piedra bruta, y convertirla en una piedra hermosa.

Esa piedra va a adquirir lados iguales perfectamente trabajados, que van a ser la envidia de las otras piedras, que no han tenido la oportunidad de ser esculpidas con destreza y sabiduría.

Comienza a dar los primeros golpes, lo más seguro es que al principio resulten bastante malos o irregulares, pero al paso de los días, el desbaste se va afinando hasta ser perfecto.

Lo interesante es que de momento, el iniciado no sabe donde conseguir una piedra lo suficientemente irregular, para comenzar a utilizar la herramienta que han puesto en sus manos.

Pero, sorpresa, cuando le indican que la piedra que va a desbastar es él mismo, en efecto, todos cuando ingresamos a la masonería somos eso, una piedra en bruto, o una piedra bruta.

No importa que calificativo le demos, bruto o bruta, lo que importa es entender que por mucha preparación académica que ostentemos con nuestros títulos, somos piedra.

Resulta entonces que así como se nos entregan un cincel y un martillo, para iniciar el trabajo con nuestra piedra, o sea con nosotros mismos, también se nos permite usar una regla para medir el desbaste.

No es difícil entender que cuando iniciamos el trabajo en nosotros mismos, importante es que ya se tenga una idea puntual de la forma que queremos dar a nuestra piedra.

Ahora entendemos que vamos a convertirnos en constructores de ideas, constructores de formas, constructores de edificios que contengan la verdad, simplemente masones.

Porque al ser parte de la especie capaz de transformar, ninguna empresa y ningún objetivo resulta  imposible de lograr, porque ahora entendemos que somos parte del proyecto divino.

Ahora entendemos que los instrumentos a manejar son: El martillo, el cincel y la regla, que significan la fuerza subyugada por la inteligencia y el orden.

Con esos instrumentos haremos honor a nuestra especie transformadora de todo cuanto pongan en nuestras manos, para bien general de la orden, de la humanidad y de nosotros en lo particular.

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