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sábado, 21 de mayo de 2011

Masonería saber y utilidad

mejores hombres para cada actividad social

Por: Julio Torres

La institución masónica desde la más remota antigüedad, previene que deben celebrarse dos grandes fiestas, la primera el día 24 de junio y la segunda el 27 de diciembre de cada año.

En ambos casos se debe celebrar con un banquete,  el objetivo es reunir a todos los miembros cercanos  mediante el ritual acostumbrado, desde luego que solo quienes se identifiquen como masones podrán asistir.

El local destinado para los banquetes, se ajustará a las normas establecidas desde hace milenios, donde cada masón debe colocarse de acuerdo a su grado y jerarquía.

Todos los pueblos en la antigüedad, celebraron sus banquetes místicos y religiosos, los egipcios y griegos le llamaron “banquetes sagrados” y  los romanos invitaban a sus dioses cuyas estatuas rodeaban la mesa del festín.

Los judíos se reunían en comidas religiosas prescritas por Moisés, la masonería, fiel admiradora de los misterios de la naturaleza, celebra todos los años,  los dos solsticios.

Durante los solsticios, aparentemente el sol se detiene como si quisiera indicar a los hombres de todos los países y todas las religiones, que deben suspender el curso habitual de sus trabajos.

El objetivo es entregarse a un acto de gratitud hacia el autor de todas las cosas, y resulta hermoso el día en que millones de hombres unidos por un mismo lazo fraternal, piden el triunfo de la paz, la justicia, y la verdad.

Los banquetes masónicos son esencialmente místicos por sus formas, y filosóficos por sus principios, la sabiduría antigua no habría hecho obligatoria una reunión que solo tuviera un fin frívolo.

Los equinoccios y solsticios han recibido el nombre de puerta de los cielos y las estaciones, de ahí vienen los dos santos Juanes, cuyas festividades celebran los masones en los dos solsticios.

La palabra Juan viene de “janua” que significa puerta, la vía láctea que según ese sistema, pasaba por la puerta de los solsticios, parecía servir de ruta para la navegación.

En los  banquetes de los trabajos masónicos se brinda siete veces, por el número de los planetas a quienes ofrecían los pueblos antiguos, siete libaciones que hoy en día se han sustituido por siete brindis.

La masonería, tan fecunda en sublimes y felices alegorías ha tenido que agregarse a la que le ofrecía de modo tan fácil uno de los más grandes fenómenos de la naturaleza, “el triunfo completo de la luz sobre las tinieblas”

Al festejar esta dichosa conmemoración celebramos alegóricamente los progresos realizados por la luz, por La cultura y los beneficios otorgados por la masonería.

Pues, la masonería es la antorcha que ilumina sin cesar, sin incendiar nunca, solo disipa todos los días las tinieblas de la ignorancia del fanatismo y la superstición.

En estas grandes reuniones semestrales, en que el espíritu se exalta, en que el placer se depura, en que el contacto de la vida engrandece y duplica a la existencia, un sentimiento de satisfacción viene a sumarse a los goces de la fiesta:

El que cada logia ve, reunidos en la mesa a los nuevos adeptos elevados a los grados y dignidades que han merecido por sus virtudes y por su talento.

Esperamos que estas muestras sirvan de estimulo a los nuevos aprendices, para que perseverando en el mismo camino, tengan derecho a idénticos favores.

Que el saber y la utilidad de la masonería  se entiendan casi sin darse cuenta, para bien de nuestro entorno y la humanidad en general.

martes, 3 de mayo de 2011

Masonería y su utilidad

mejores hombres para cada actividad social

Por: Julio Torres

La utilidad de lo que se aprende en la masonería es inmensa, solo que quienes tienen en sus manos el poder para aplicarlos, simplemente los desconocen o no quieren conocerlos.

La masonería enseña a conocerse a sí mismo, enseña a entender a sus semejantes, enseña a entender el proceso de crecimiento, y los conceptos exotéricos y esotéricos.

Enseña la forma de organizar un gobierno, la forma de impartir justicia, la forma de juzgar, la forma de optimizar la hacienda, la forma de manejar los impuestos, la forma de relacionarse con otros pueblos.

También, la forma de entender conceptos como alma, conciencia, lealtad, justicia, honor, hermandad, producción de riqueza, administración de riqueza y mucho más.

Es posible entender los deberes para con sus semejantes, para con su familia, para con los compañeros de trabajo y sus familiares directos e indirectos, y para con Dios.

Todo lo anterior desde luego que no se aprende en un año, ni dos ni diez, se requieren más de diez años de estudio serio y a conciencia, es una carrera profesional como cualquier otra.

Si observamos los temas apuntados arriba, no es difícil imaginar que se adquiere la capacidad para hacer leyes y discutirlas como lo hace un diputado o senador, que sería  deseable que todo parlamentario dominara.

La mayor parte de los problemas sociales nacen precisamente por desconocer los temas apuntados, como hablar de lealtad si no se tiene plena conciencia de lo que en verdad es la lealtad.

Cómo hacer leyes si se desconocen códigos, leyes y reglamentos necesarios para impartir justicia, cuando no se tiene el valor de juzgarse a si mismo como ser humano.

Una carrera profesional se cursa en un tiempo determinado, pero eso no garantiza la experiencia necesaria para legislar, ni para proponer leyes que con el objetivo de “proteger” al ciudadano, en la práctica muchas veces solo sirven solo para corromper.

Uno de los temas importantes es la producción de riqueza que se enseña en la masonería, y que indica proteger las fuentes de trabajo antes que todo, y no lo entienden muchas veces.

Que los gobernantes organicen las fuentes de empleo desde luego que es una fantasía, pues los gobiernos no están para producir, solo están para vigilar, o administrar la vigilancia.

En masonería se comprende porque se discute y analiza la razón de ser del aparato de gobierno, que solo debe atender la seguridad, educación y salud.

Las funciones que la constitución establece para los gobiernos  son muy claras, el resto se debe concesionar a particulares y el gobernante solo vigilará el buen funcionamiento.

Es por eso que he titulado este reporte: “masonería y su utilidad”, no pretendo que todo gobernante sea masón, pero le sería de mucha utilidad contar con la asesoría de un buen masón.