Por: Julio Torres
La propiedad intelectual ha movido tal
vez los grandes capitales en todos los
tiempos, sin embargo desconocemos los límites de dicha propiedad y han sido los
más audaces o los más ambiciosos quienes han hecho uso comercial de los grandes
descubrimientos sin saber que de alguna manera han estado despojando al resto
de los humanos de sus verdaderos derechos.
Sí, estoy de acuerdo en que se
comercialicen los descubrimientos, en lo que no estoy totalmente de acuerdo es
en “la propiedad de esos descubrimientos”. Alguna vez alguien comentó que todos
los seres humanos somos propietarios legítimos de cuanto descubrimiento han
logrado quienes nos antecedieron en esta vida.
También me parece justo que quien logra
un descubrimiento reciba el salario que le pertenece a cambio de difundirlo y
ponerlo en práctica, siempre y cuando lo ponga al servicio del bien común, con
las reglas que cada país y cada gobierno determine en tiempo y forma.
Pero la propiedad intelectual es algo tan
subjetivo que tal vez se haga necesario hacer leyes que cumplan con las
expectativas, pienso que al paso del tiempo se han desencadenado un sinfín de
problemas en el sentido de protección de esa propiedad y dicho sea de paso, no
me atrevo a medir hasta donde realmente somos propietarios de eso tan preciado
bien.
Tampoco me explico la razón por la que en
muchos países el estado se apropia de todo cuanto se descubre y lo maneja
conforme a los intereses de unos cuantos, retrasando con ello el disfrute de
los beneficios que cada descubrimiento ofrece sin interés alguno que no sea el
interés común.
No me imagino a Miguel Ángel
desarrollando toda su creatividad solo para él mismo, como tampoco a los
grandes descubridores de los tiempos modernos que nos han regalado esta
maravillosa tecnología con la que ahora me comunico con usted.
Creo que la mentalidad del ser humano
siempre busca el bien común al descubrir aquello que hasta ese momento se
mantenía oculto y creo también que es gracias, a todas las herramientas que nos
entregan de alguna manera en el momento de nuestra llegada a este mundo.
Creo que no puede existir mejor
satisfacción que el ver o percibir que el producto del trabajo mientras
permanecemos en este mundo, se utilice adecuadamente y en provecho de las
generaciones que continúan con el trabajo en el descubrimiento de todo aquello
que proporciona una mejor calidad de vida.
Muchas veces he pensado que pudiera ser
gratificante si consiguiera la posibilidad de viajar de un plano a otro y ver
como aquello que pude haber descubierto en un momento dado, disfrutar la manera
como mis descendientes aprovecharían dicho descubrimiento y lo trasladaran al
resto de los seres humanos sin otro motivo que el bien común.
Creo que una reflexión en este sentido
nos haría más felices, tal vez usted querido lector no esté de acuerdo con mi
manera de pensar, sin embargo, creo que el hecho de haber logrado descubrir
algo que a la fecha no se haya descubierto, puede ser gratificante.
Es por eso que me atrevo a decir que nada
es propiedad mía y al mismo tiempo soy propietario de todo cuanto se ha
descubierto en la noche de los tiempos, pienso que cada descubrimiento
permanece flotando en el espacio y solo tengo que largar la mano y tomarlo, y
será mío aunque solo sea por un instante, si es que lo necesito.
Bajo este principio, solo digo: Gracias a
todos quienes vivieron antes que yo y me prestaron todos sus descubrimientos
que han logrado que mi vida sea agradable y placentera, prometo que lo que
logre a lo largo de mi existencia, desde este momento lo entrego en propiedad
legitima de quienes continúen en este maravilloso mundo y lo disfruten como yo
lo disfruto en este momento.