La
esperanza de obtener una mente brillante parece ser lo que espera cada
candidato, o mejor dicho cada persona que ingresa a la mejor universidad y tal
vez a la más costosa pero, lamentablemente eso esta muy lejos de ser una
realidad.
Posiblemente,
lo que sucede es que se nace con una mente brillante, lo cual tiene sentido
pues la genética no puede ser alterada con estímulos externos, o por lo menos
no he encontrado tratado alguno que afirme o niegue lo dicho.
En
determinados ámbitos se acostumbra hacer alarde de los conocimientos
adquiridos, lo cual no es del todo exacto, existen son personas que simplemente
en días anteriores obtuvieron algún conocimiento al parecer extraordinario.
Ese
conocimiento lo mantienen sostenido repetido el tiempo que sea necesario, como
recurso sencillo de grabar en su mente todo lo que dicho conocimiento refiera.
En la
masonería no es diferente, muchos de los miembros gustan de hacer alarde con lo
aprendido en logia durante la última reunión, repitiéndolo cuantas veces les
sea permitido.
Pero,
tampoco eso es conveniente, tratar de hacer que nos vean solo por que hemos
aprendido algo que no sabíamos, que suponemos que nadie más lo conoce, suele
convertirse en una falacia.
Quienes
saben muy poco, son los que afirman que uno o varios problemas nunca serán
resueltos por la ciencia, cuando que es la ciencia la que nos ha proporcionado
las mejores soluciones ante problemas de todo tipo.
Hay
quienes manifiestan o tratan de manifestar una sabiduría por encima de la
generalidad y eso también es negativo, creo que la mejor manera es manifestarse
como lo dijo quien mucho sabía del ser humano, “solo se que no se nada”.
Una
anécdota de Einstein, cuando declara haber llegado a la madurez intelectual,
explicó que dicha madurez la consiguió cuando olvidó lo aprendido en la
enseñanza primaria.
No
podemos negar que quien eso dijo era una mente brillante y que trascendió hasta
nuestros días y me temo que su mente brillante será reconocida en los próximos
siglos.
Cuando
escucho a masones hacer alarde de su “mente brillante” solo me concreto a
reflexionar en el objetivo fundamental de la masonería que solo busca hacer que
los masones comprendan su libertad en el pensamiento y en el actuar.
Pero
esa libertad debe ser trascendente, es decir, debe entender esa libertad como
el don más preciado que le servirá como motor de búsqueda de sí mismo, de nada
sirve el saberse sabio, si no se comprende a sí mismo.
Entonces,
el objetivo principal va a ser esa comprensión de sí mismo para tratar de ser
mejor, pero sin punto externo de referencia, solo el ser mejor, y de esa forma
entender a sus semejantes.
Una vez
comprendido esto, cuando ya entendemos a nuestro semejante, ahora sí vamos a
poder entender el concepto divino, que es la mente brillante que tanto
buscamos.