Frente
a la vida, es una frase quizás muy trillada y frente a la muerte no todos
podemos digerir esa situación, tal vez se deba a la herencia europea en función
de la muerte que a la fecha no hemos podido superar del todo.
En la
cultura de Mesoamérica, más que temer a la muerte, parece que se le rinde culto
mediante ofrendas fastuosas en fechas determinadas, de tal manera que el
concepto vida muerte adquiere dimensiones extraordinarias.
Tal
parece que la para psicología se ha encargado de mantener una pequeña luz que
ilumina lo relativo a la muerte con respecto a la vida, como si se tratara de
un ciclo que se va a repetir un número de veces indeterminado.
El
punto de partida que la masonería ha encontrado para poder colocar sobre la
mesa del análisis el asunto de vida, muerte y viceversa, aunque difícil,
funciona perfectamente para los fines de la sabiduría.
Inicialmente
se debe enfrentar a la muerte pero desde el punto de vista del simbolismo, es
decir, que primero debemos ver, analizar y discernir sobre lo que cada elemento
de la logia entiende por muerte.
Hablar
de muerte obliga necesariamente hablar de vida, pues sin muerte no puede
existir vida, y sin vida, no puede existir muerte o viceversa y así hasta
completar un número desconocido de veces.
Es
posible que si de momento nos colocaran ante símbolos de muerte como puede ser
un cráneo, osamenta informe y una serie de imágenes lúgubres con una luz mínima
donde solo nuestros ojos pueden detectar mediante la capacidad natural de
adaptación.
Que
pasaría si el escenario cambiara y nos encontramos en algún lugar solitario
donde solo contamos con agua, un poco de pan y un poco de sal pero sin
posibilidad alguna de escapar de ese lugar.
Desde
luego que es difícil imaginar lo que sucederá cuando se termine el agua y el
raquítico alimento, tal vez ese sea el momento crítico donde a querer o no se
tiene que valorar la vida y posiblemente se pueda comprender la muerte.
Que
pasaría entonces, si la combinación fuera un lugar lúgubre con osamenta, es
decir, con restos de cuerpos humanos y con alimento pobre como el descrito en
el párrafo anterior y sin la posibilidad de escapar de ese sitio.
Se me
ocurre que es un buen ejemplo de lo que puede ser la vida y la muerte, o la
muerte y la vida, pero quiero encontrar un simbolismo más adecuado, tal vez si
lo comparo con el estado actual de muchas personas que viven en un ambiente
fanático.
Un buen
fanático de un deporte sufre en verdad cuando su equipo favorito pierde una
contienda, lo imagino encerrado en un lugar totalmente oscuro, o con una ligera
luz que si su equipo logra un empate, parecerá como alargar la vida del
fanático por unos días.
No es
difícil comprender que lo descrito se parece mucho a lo que conocemos como
vicio, es decir, que por ningún motivo ese fanático va a eludir su visita al
partido donde juega su equipo favorito.
No
quiero pensar lo que puede pasar si por alguna causa no tiene dinero para
asistir al partido, implementará cualquier cosa por conseguir dinero para
asistir al partido.
En ese
momento, el vicio adquiere matices alarmantes, por fortuna, cuando logramos
controlar ese vicio, alcanzamos la virtud, que nos coloca frente a la vida con
toda la fuerza y vigor.