lunes, 12 de septiembre de 2011

Frente a la vida

Frente a la vida, es una frase quizás muy trillada y frente a la muerte no todos podemos digerir esa situación, tal vez se deba a la herencia europea en función de la muerte que a la fecha no hemos podido superar del todo.

En la cultura de Mesoamérica, más que temer a la muerte, parece que se le rinde culto mediante ofrendas fastuosas en fechas determinadas, de tal manera que el concepto vida muerte adquiere dimensiones extraordinarias.

Tal parece que la para psicología se ha encargado de mantener una pequeña luz que ilumina lo relativo a la muerte con respecto a la vida, como si se tratara de un ciclo que se va a repetir un número de veces indeterminado.

El punto de partida que la masonería ha encontrado para poder colocar sobre la mesa del análisis el asunto de vida, muerte y viceversa, aunque difícil, funciona perfectamente para los fines de la sabiduría.

Inicialmente se debe enfrentar a la muerte pero desde el punto de vista del simbolismo, es decir, que primero debemos ver, analizar y discernir sobre lo que cada elemento de la logia entiende por muerte.

Hablar de muerte obliga necesariamente hablar de vida, pues sin muerte no puede existir vida, y sin vida, no puede existir muerte o viceversa y así hasta completar un número desconocido de veces.

Es posible que si de momento nos colocaran ante símbolos de muerte como puede ser un cráneo, osamenta informe y una serie de imágenes lúgubres con una luz mínima donde solo nuestros ojos pueden detectar mediante la capacidad natural de adaptación.

Que pasaría si el escenario cambiara y nos encontramos en algún lugar solitario donde solo contamos con agua, un poco de pan y un poco de sal pero sin posibilidad alguna de escapar de ese lugar.

Desde luego que es difícil imaginar lo que sucederá cuando se termine el agua y el raquítico alimento, tal vez ese sea el momento crítico donde a querer o no se tiene que valorar la vida y posiblemente se pueda comprender la muerte.

Que pasaría entonces, si la combinación fuera un lugar lúgubre con osamenta, es decir, con restos de cuerpos humanos y con alimento pobre como el descrito en el párrafo anterior y sin la posibilidad de escapar de ese sitio.

Se me ocurre que es un buen ejemplo de lo que puede ser la vida y la muerte, o la muerte y la vida, pero quiero encontrar un simbolismo más adecuado, tal vez si lo comparo con el estado actual de muchas personas que viven en un ambiente fanático.

Un buen fanático de un deporte sufre en verdad cuando su equipo favorito pierde una contienda, lo imagino encerrado en un lugar totalmente oscuro, o con una ligera luz que si su equipo logra un empate, parecerá como alargar la vida del fanático por unos días.

No es difícil comprender que lo descrito se parece mucho a lo que conocemos como vicio, es decir, que por ningún motivo ese fanático va a eludir su visita al partido donde juega su equipo favorito.

No quiero pensar lo que puede pasar si por alguna causa no tiene dinero para asistir al partido, implementará cualquier cosa por conseguir dinero para asistir al partido.

En ese momento, el vicio adquiere matices alarmantes, por fortuna, cuando logramos controlar ese vicio, alcanzamos la virtud, que nos coloca frente a la vida con toda la fuerza y vigor.

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