El
amargo de la vida no es otra cosa que los sucesos que se van acumulando día a
día y sobre todo, aquellos que simplemente son desagradables, es entonces que
tratamos de preguntar ¿Porqué a mi?
Muchas
veces nos enfrentamos a situaciones totalmente adversas y pareciera que nunca
van a terminar, se tornan interminables y comenzamos a perder la calma, hasta
que sentimos desfallecer y abdicamos.
Cuando
se presenta frente a nosotros un evento que bien podemos calificarlo de
agradable o dulce, resulta que nos encontramos agobiados con lo amargo que
hemos estado sufriendo de manera involuntaria y sin saber exactamente porqué
ocurre.
El
evento dulce circula tan rápido que corremos el riesgo de no advertirlo, tal
vez porque estamos distraídos o porque lo amargo nos ha dominado por completo y
nos encontramos sin capacidad de percibir lo dulce.
Bajo
estas circunstancias lo que conseguimos es magnificar lo amargo hasta
calificarlo de eterno y la queja es automática, siempre me va mal, soy portador
de la mala suerte.
Pero
eso no es cierto, nadie es portador de la mala suerte, simplemente debemos
entender que la vida esta compuesta de cosas buenas y malas, que ejercen un
equilibrio natural y necesario para el desarrollo de los acontecimientos.
Lo que
considero de verdad importante es tratar de comprender este asunto en su exacta
dimensión, nada es totalmente dulce ni nada es totalmente amargo.
Lo que
sí podemos afirmar es que lo amargo es más grande que lo dulce, es claro que no
puedo explicar quien o porqué fue diseñado de esa manera, pero estoy seguro que
por alguna razón es así.
Este es
el punto más importante, primero debemos aceptar que así debe ser, que lo
amargo se debe mantener por más tiempo, tal vez porque lo amargo contiene la
mayor sabiduría.
Entiendo
que lo dulce debe apenas probarse para mantener la necesidad de las cosas
dulces, esas cosas dulces son el motor que invita a seguir luchando hasta
conseguirlas.
Por las
cosas dulces es que se han derrumbado imperios, por las cosas dulces es que se
han levantado tantos templos a la verdad, por las cosas dulces el hombre lucha,
la mujer lucha, hasta conseguir el triunfo.
Basta
imaginar y para algunos, recordar que la relación intima entre un hombre y una
mujer, es tan efímera, que deseamos con todas las fuerzas del corazón una
segunda versión, o tercera o más, si fuera como las cosas amargas creo que los
seres humanos ya no existiríamos en este planeta.
Después
de esto, habremos de comprender mejor el papel que juega el agua pura,
interpreto que se encuentra entre lo dulce y lo amargo, pues con el poder que
posee ese liquido tan valioso adquiere el titulo “gran disolvente”.
Que
maravilloso es el final de esta historia, una vez más se conforma el triángulo,
con lo dulce y lo amargo, el agua completa la figura.
Ahora
comprendo como es que los antiguos filósofos hablaban de trabajar con
triángulos para explicar y comprender la estructura universal, lo amargo de la
vida ahora tiene sentido.
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