Cuando
el viento sopla a nuestro favor, entendemos que todo está caminando
positivamente, tal vez no se perciba en todo su esplendor, pero que importa, si
todo lo que emprendemos está a favor nuestro.
El
viento, no siempre es benéfico, sobre todo cuando aún estando a favor, por
alguna causa nos produce malestar o incomodidad y hasta dolor, sobre todo
cuando impide que podamos ver el camino con la claridad deseada.
En el
camino encontramos una serie de obstáculos que resulta complicado eludirlos, y
en ese momento deseamos que alguien nos ayude, por lo menos tendiendo la mano
en señal de amistad.
Claro
está que avanzar con la ayuda de alguien, el camino se hace más sencillo,
sentir un brazo decidido a otorgar el apoyo necesario en los momentos
complicados, es como unas cuantas gotas de agua en el desierto.
Muchas
veces el viento obliga a mantener los ojos cerrados por la fuerza que imprime
al avanzar, lo cual es similar a caminar con una venda que nos mantiene sin la
posibilidad de ver lo que ocurre en el entorno.
Cuando
ese viento disminuye su fuerza, regresa la calma, pero, aún así, se requiere de
una mano fuerte, una mano amiga que nos conduzca a un lugar seguro y libre de
peligros.
El
viento, como sinónimo de aire y uno de los cuatro elementos naturales que
componen nuestro universo, es necesario para la vida, pero como tal si exagera
su función, se va a transformar en un enemigo.
El
viento y los obstáculos que se encuentran al caminar, significan la primera
edad de la vida, con toda la impotencia contra el error y la astucia de los
hombres, de ahí la necesidad de los maestros que nos puedan guiar.
Como en
todos los efectos naturales, el viento no es para siempre, mostrará su fuerza y
su poder mientras los otros tres elementos lo permitan, pero finalmente llega
la calma y se inicia un nuevo ciclo.
Cuando
llega la calma, cuando todo vuelve a ser tranquilidad, se razona entonces que
todo es cuestión de comprender como funciona la naturaleza, al final regresa la
calma.
Todo en
la naturaleza funciona así, esa es la verdadera importancia de analizar y
comprender nuestro mundo, el viento no va a durar toda la vida, siempre regresa
la tranquilidad.
Los
cuatro elementos funcionan bajo las mismas reglas, llega el momento en que se
alteran por alguna causa y por otra parecida recobran su estado natural.
Es por
eso que el ser humano actúa de la misma manera, pues está hecho de los mismos
elementos y no tiene porqué conducirse de manera distinta.
Me ha
parecido prudente, tomar como ejemplo la forma de comportarse el viento cuando
pierde el control, en ese orden de ideas, podemos entender en su exacta
dimensión la manera en que nos conducimos los seres humanos, cuando no podemos
entender muchas de las cosas que nos ocurren.
Nada es
fijo, todo tiene un principio y un final, todo es como el viento, que a veces
está a favor y otras en contra, pero nunca se pierde, solo se transforma.
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