La búsqueda de la verdad ha sido el sueño
de toda persona y la mecánica con la que se puede conseguir, la tiene la
masonería, que en su acervo contiene mecanismos simbólicos que bien utilizados,
entregan caminos efectivos que nos llevan directamente a la verdad.
La verdad no es un trofeo, tampoco está
destinada a una persona en particular, podemos colocar en el pecho de cualquier
persona el título de sabio y sin embargo, el señor que barre la calle puede ser
más filósofo que el mejor.
En realidad filósofos somos todos, unos
que leen más y otros que leen menos, pero todos somos capaces de emitir el
concepto más filosófico que se haya emitido en la historia de la humanidad.
Eso es lo maravilloso de la vida y eso es
lo maravilloso de nuestra especie, que suponemos estamos por encima del resto
de las criaturas vivientes, porque tenemos la capacidad de pensar y discernir
lo cual hace que existan las preguntas: ¿De donde venimos y a donde nos
dirigimos?
Tal parece que vivimos desde que nacemos
en una constante duda, siempre nos estamos preguntando ¿Porqué esto y porqué lo
otro? Como si nuestra edad primera nunca está dispuesta a avanzar y cada día
que pasa nuestras dudas no disminuyen, más bien aumentan.
¿Por qué hace frío y porqué hace calor?
Es una pregunta que nos hacemos a los tres años de edad y aún hoy sigo haciendo
la misma pregunta, posiblemente ahora encuentro mejores respuestas, pero eso no
garantiza que sea considerado filósofo.
Comparativamente la misma pregunta
cambia, ahora me pregunto: ¿Por qué a veces salen bien las cosas y otras veces
no? Las respuestas siguen siendo las mismas, por que soy el mismo o por que no
he evolucionado, ¿Ahora soy menos filósofo?
La duda se presenta en todo momento desde
el inicio de nuestra vida, la duda es parte de todo ser pensante, por eso es
que la masonería inicia con lo que llama la duda filosófica, el comienzo de la
carrera, que aunque usted no lo crea, requiere más de 15 años de constancia.
Filosofía y duda parecen complementarias,
no se concibe un concepto filosófico sin que exista de por medio una duda, las
mejores respuestas son las que van precedidas de una duda o de muchas dudas,
sin dudas, no podemos encontrar respuestas, sin dudas nada se comprende.
El mandato es dudar siempre, dudar de
todo cuanto nos digan, dudar de lo que creemos que es cierto, solo podemos
asegurar que algo es cierto cuando hemos puesto la duda por delante, sin ella
difícilmente podemos llegar a un punto aceptable.
Entonces, filosofía y duda, o a la
inversa, duda y filosofía, da lo mismo, si no existe una duda no puede existir
la filosofía, si no existe algo que podamos preguntarnos, no podemos perseguir
una respuesta, por lo tanto vagamos en la incertidumbre.
La verdad es una, pero es mi verdad,
pudiera no ser la verdad de mi hermano, entonces la masonería nos dice, busca
el justo medio y encuentra la verdad que ambos están buscando, pero cada uno
con las características que su entender le dicta a cada uno.
Esa es la duda filosófica, primer reto a
superar por todo aprendiz de masón, que quiera llegar a la cima de la filosofía
con el premio que le corresponda.
1 comentario:
muchas felicidades acertadas palabras gracias gracias gracias en mi tienes a un compañero en valle de mexico
Publicar un comentario